Somos la conciencia

Al hacer el trabajo para reconocer las cualidades básicas en uno mismo, aceptarlas, asumirlas y expresarlas, se produce una conciencia de crecimiento real que hace que uno no tenga problemas con el no-yo y que uno se viva interiormente completamente en sintonía con absolutamente todas las personas, seres y circunstancias. Vive en un equilibrio en lugar de vivir pretendiendo estar por encima, o sintiéndose estar por debajo del otro. La dificultad de esto que explico deriva de que uno sigue pensando con los esquemas habituales a los que está acostumbrado. Entonces todo esto le suena como si fuera una especia de subjetivismo gratuito, como si se tratara de una fantasía personal.

No hay nada de fantasía personal. Si uno se toma el trabajo de observar, con exigencia, lo que pasa cuando percibe y realiza el trabajo tal como lo he indicado, descubrirá que es una cosa absolutamente rigurosa, precisa.  

A través de este aspecto particular de las cualidades del no-yo vemos que en el fondo el problema consiste en que sin darme cuenta mi atención es manejada por los estímulos; cuando estoy viendo lo exterior, y sobretodo cuando veo unas cualidades que me despiertan admiración en el exterior, yo no estoy atento a mí como sujeto, y entonces todo lo que se despierta en mí -de sensibilidad, de estética, de lo que sea-, lo asocio mecánicamente al objeto, lo atribuyo exclusivamente al objeto y no a mí. En cambio si yo mantengo mi atención en mí, en lo que llamo mí, no veo estos valores, estas culidades sólo en el exterior. Es un problema de enfoque de atención. La atención es algo extraordinario. La atención (no el pensamiento sino la atención) es como un foco luminoso que ilumina una porción de la conciencia, y aquello que ilumina lo vivo como real. Pero como esa atención queda absorbida, queda seducida por la naturaleza de los estímulos, entonces vamos dando realidad a las cosas que sucesivamente se nos presentan.

Aprender a despertar, a ser conscientes de la propia capacidad de atención, aprender a mantenerla a voluntad es el primer paso en el trabajo interior. La atención es la herramienta fundamental del trabajo interior porque es la que permite la toma de conciencia, es la que facilita todos los descubrimientos y expansiones de conciencia. Es como si nosotros estuvieramos constituidos por unos grandes campos de conciencia y nuestra atención, o está enfocada sobre una zona muy pequeña de un campo, o aprende a cambiar de un plano a otro, pero solamente es real aquello y lo demás permanece en la sombra, en la inconsciencia. Es como si nunca viviéramos la capacidad de estar abiertos a todo el plano de conciencia. El hecho de que normalmente sólo nos movamos de una zona pequeña a otra zona pequeña -que se ha comparado muchas veces al mono que necesita constantemente pasar de una rama a otra rama y a otra rama, es decir, de un aspecto particular a otro aspecto particular- es debido a que estamos viviendo nuestra atención a través de una contracción de la mente, y esto hace que nuestra atención funcione de un modo estrecho a través de la parte más externa de nuestra mente.

La práctica de la atención sostenida, sea a través de la reflexión, del estudio o de técnicas de meditación, concentración, etc., va permitiendo que la atención se centralice más . Al relajar la mente y mantener centrada la atención, uno descubre una atención más profunda. Cuanto más profunda es la atención, más campo abarca; cuanto más externa, menos campo abarca. Y cuando la atención consigue situarse en su punto de origen que es el centro de la mente, entonces hay una visión total, una visión de todo el campo mental. 

 

 

Texto extraído de la obra de Antonio Blay: Despertar y sendero de realización. Ediciones Indigo. 2010

 

2 comentarios en “Somos la conciencia”

  1. Me ha encantado el artículo, Isabel. Es clarificadora la sencillez pero al mismo tiempo la profundidad con la que Blay explica el despertar. De hecho, conforme lo leía, el foco de atención se iba ampliando y haciendo más profundo. Ciertamente, en nuestra conciencia existe solamente aquello a lo que le prestamos atención; las cosas son reales para nosotros en la medida en que las atendemos. Ahora mismo lo estoy pudiendo comprobar a través de los ejercicios del Trabajo. Esto es liberador porque implica ser los creadores de nuestra propia realidad, así como protagonistas de la misma. El texto me ha transmitido la plenitud que experimento cuando tomo conciencia de ser yo quien construye mi existencia.

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