El Trabajo en el ámbito laboral

Hacía años que buscaba y rebuscaba por todo este mundillo espiritual. Leía libros, asistía a conferencias, hacía cursos y ansiaba encontrar algo más. Al principio todo era nuevo, pero con los años me di cuenta que todos decían lo mismo y me estaba cansando, ya nada de todo esto tenía sentido para mí, porque nada en mí cambiaba. Buscaba alguien que me dijera algo nuevo, que fuera un poco más allá. El personaje se divertía de lo lindo porque conocía cosas que muchas personas ni se preguntaban y eso lo hacía sentir diferente. Pero en el fondo sabía que había algo más, que tenía que haber algo que fuera más real, más sencillo y que no iba por buen camino.

En esta búsqueda apareció una persona que me presentó aquello que yo tanto ansiaba,  e inicié mi proceso en el Trabajo. Empecé sabiendo que sería duro, que tendría que dedicarle muchas horas, pero no dudé ni un segundo. Era el Trabajo que tenía que hacer. No tenía grandes problemas y estaba bien, pero sabía que podía estar mejor.

En unos meses experimenté el primer despertar y me di cuenta del sueño en el que andaba metida toda mi vida; que si la gente no era como tenía que ser, que si las cosas no iban como a mí me gustaba y muchos otros aspectos de la realidad con las que yo estaba en guerra.

Los primeros cambios los viví en mi entorno más próximo, la familia. Dejé de juzgarlos y me limité a ver, y de entrada me inundó una gran pena al ver cómo había estado perdiendo el tiempo juzgando a la gente. Lo extendí en todos los ámbitos de mi vida, también en el laboral. 

El ámbito laboral donde trabajo suele despertar mucha curiosidad porque es un submundo muy desconocido. Trabajo en una cárcel, como vigilante. Tenemos que cumplir unas normas y un reglamento, que cumplo, pero aportando un poco de luz con ayuda del Trabajo. Como podéis suponer, mi visión, y por tanto mi forma de actuar, tienen estilo propio, lo vivo como una ocasión de crear, de servir, de manifestarme; ahí entra la pasión por saber y conocer más, por comprender mejor. 

Tengo muy claro que el que entra es la persona y el delito se queda fuera. A lo mejor muchos os echareis las manos a la cabeza, porque es difícil pensar esto cuando han violado o asesinado a alguien, pero hay que tener claro que muchos de ellos tienen muchas dificultades: patologías, familias muy desestructuradas, una visión de la realidad distorsionada, y con eso no los quiero disculpar, pero, por otra parte, ¿Quién nos dice que mañana no podamos ser uno de ellos? No soy nadie para juzgar, ya lo hizo un juez, los condenó y están cumpliendo una pena. Los internos están privados de libertad y eso ya es bastante condena, aunque algunas veces no seamos conscientes de la magnitud que esto representa. Y, en esa falta de libertad, procuro hacerles la vida un poco más humana. Los hay que saben aprovechar la ayuda que se les brinda, algo tan sencillo como facilitarles un puesto de confianza donde realizan alguna tarea, donde se sienten útiles y apreciados, donde, cuando hacen su trabajo y son respetuosos con sus compañeros y con nosotros, y les obsequias con un «gracias», un café o una sonrisa, se llenan de satisfacción. Y te explican las dificultades que tienen con sus hijos o con sus parejas, no es fácil para ninguna de las dos partes. Y les aportas, con un comentario, un granito de arena para que vean otra realidad a la que ellos no están acostumbrados, y ves como sus ojos hablan al no tener que defenderse ni justificarse.

Y día a día, cada vez más, veo como pierdo el interés en satisfacer el reconocimiento y  las necesidades afectivas de la propia personalidad. Es entrar en relación con el otro para ayudar, apoyar, impulsar; para dar en lugar de tomar.

Como a la mayoría de nosotros, me han recortado el sueldo, las vacaciones y otras pequeñas cosas, pero no podrán recortar el calor humano y la luz que pueda irradiar mientras esté allí.

 

8 comentarios en “El Trabajo en el ámbito laboral”

  1. Olga enhorabuena por el artículo. Resulta muy provechosa tu experiencia.

    Desde luego desde la perspectiva del Trabajo tiene que ser verdaderamente interesante tu día a día en el trabajo laboral. Y tienes razón que no creo que desde fuera tengamos ni la menor idea de lo que supone para ellos no poder salir de ése recinto. Supongo que habrá quién padecerá sus fuertes crisis por ello y también habrá algún psicólogo que los pueda ayudar un poco.

    También me viene a la cabeza lo que hemos hablado alguna vez: lo interesante que sería que tuvieran la oportunidad de tener un contacto con el Trabajo Espiritual. Aunque habría que mirar qué propósito tendría la charla: cómo se enfoca y qué continuidad podría tener para ellos. Si serían solamente unas pinceladas o si se podría ofrecer una continuidad.

  2. «Tengo muy claro que el que entra es la persona y el delito se queda fuera», ya sólo esto está mostrando tu trabajo interior Olga, sobre todo, cuando cada día debes de relacionarte con esa realidad.

    Suele ser habitual, en «delitos mediáticos» el agolpamiento de personas enfurecidas insultando y proyectando toda su rabia hacia el «delicuente»; sin tan siquiera considerar, que nadie conocemos toda la realidad de esa persona para juzgarla de esa forma, que nosotros tampoco escapamos a ello y que con nuestra actitud también formamos parte del problema.

  3. Ay Olga, me has emocionado!!! Yo que te conozco un poco y hemos hablado de los presos, de tu trabajo, yo estuve de voluntaria un año en la cárcel y la experiencia fue dura pero enriquecedora. Me has emocionado con unas palabras que me han recordado a mi bisabuelo. Él era vendedor de aceite y tenía una posición acomodada, pero no era ajeno al sufrimiento de los demás. Un día entraron a robar y los robos se sucedieron y la gente del pueblo empezó a hablar de que eran sus propios hijos los que le robaban y él muy indignado intentó demostrar que no eran sus hijos y se quedó una noche vigilando toda la noche la mercancía. El ladrón entró como de costumbre y lo intentó asesinar ahogándolo con una cuerda, mi tía abuela que era una mujer extraordinaria y muy aguerrida cogió al ladrón por el cuello y tuvo que soltar a su padre. El ladrón que llevaba un arma la disparó y afortunadamente el disparo le entró por la mano y le salió la bala sin darse siquiera cuenta. Llegaron los civiles, y no tengo que recordar cómo eran los civiles de aquella época, deciros que pretendían matar al ladrón en directo dentro de la casa y hacer como si fuera un accidente, sólo bastaba la conformidad de mi bisabuelo. Mi bisabuelo los miró y les dijo: «yo voy a llevar aceite a la cárcel cada semana y a la entrada hay un cartel que dice -odia el delito y perdona al delincuente- no señores, no van a matarlo aquí, de echo no voy a poner acusación alguna, es un vecino del pueblo que pasa por dificultades y en vez de pedirme dinero creyendo que no lo iba a ayudar me ha robado, desde ahora no le faltará de nada». Mi tía siempre me contaba esto, me enseñaba por dónde le atravesó la bala y me dijo que nunca olvidara lo que hizo Paco el Serrano y lo que decía el cartel…veo que tú eres igual que mi bisabuelo, gracias por compartirlo porque personas como tú hacen que este mundo siga girando.

  4. Mis felicitaciones Olga por tu trabajo laboral y por tu Trabajo personal. Sí, ver a los demás sin los juicios y desde un ángulo más amplio nos revela lo equivocado que estamos cuando juzgamos. Ponerse en el lugar del otro ayuda.Según el proverbio sioux: «antes de juzgar a una persona camina tres lunas con sus mocasines».

  5. Felicitarte por todo Ogal, tu trayectoria personal y profesional. Tu articulo me ayuda a ver y comprender un poco mas a esas personas, su mundo. Para mi un gran desconocido. Gracias por compartirlo.

  6. Gracias a todos. Es un placer compartir experiencias.

    Miquel, sería muy interesante hacer llegar el Trabajo a los internos, hay que ver qué mensaje se les puede hacer llegar para que les sea útil.

    Manuel, tienes toda la razón, dicen que una cárcel es el reflejo de la sociedad, es el espejo del país, así que sí, debemos ser parte del problema, y si nos atrevemos a hacernos sobre ello, lo descubriremos.

    Pilarina, como me gusta emocionarte, ya lo sabes! Y de tal palo, tal astilla, tu bisabuelo iba directo a la excelencia, y más en aquellos tiempos, que lo que reinaba era el ojo por ojo y diente por diente. Me ha encantado la historia.

    Emilia, como apuntas, es difícil ponerse en los zapatos del otro………y antes haberse quitado los propios.

    Rosalía, siempre es positivo abrir algo tan cerrado para que la gente lo conozca, muchas veces nos da miedo aquello que no conocemos; en cuanto lo conocemos, el miedo se esfuma, y ampliamos nuestra perspectiva.

  7. Yo creo que el mensaje podría ser que los que están dentro son exactamente igual que los que están fuera y, en ocasiones, están un poco más despiertos que el resto de la sociedad. El que les hable podría explicar en qué cárceles ha vivido y está viviendo y el trabajo que está haciendo para intentar escapar. Mostrarse solidario con ellos y ofrecer humildemente algunas reflexiones personales por si les pueden resultar de utilidad.

  8. En el peor de los casos, las cárceles interiores pueden matar el alma, mientras que las cárceles exteriores sólo pueden matar el cuerpo. En el evangelio está en Mt 10,28 .
    Entiendo que intentar y procurar rehabilitar a las personas es amar al prójimo.
    ¿Quién no ha sido ayudado y rehabilitado en alguna ocasión? ¿En cuántas prisiones hemos estado, aunque éstas no hayan tenido manifestación física?
    Luchar por la democracia y que ésta sepa evolucionar para el bien común, y luchar por el estado de bienestar para nuestra generación y las generaciones futuras, deviene un derecho y una obligación.
    ¿Quién no le daría una nueva oportunidad a una persona arrepentida?
    Olga, excelente tu exposición. Muchas gracias por compartirla.

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