El trabajo del Centramiento

La esencia de la existencia está en el foco de dónde está surgiendo. Este foco es allí donde yo soy más yo. Es donde, de momento, puedo vivir y descubrir más y más mi propia identidad. De hecho no es un solo foco, sino que es un eje en el que hay un centro mental, un centro afectivo, un centro de energía. 

Instintivamente ya se tiende a valorar esto; se habla siempre de que un sentimiento profundo tiene más valor, tiene más categoría que un sentimiento superficial, y lo mismo con la visión y la energía. O sea que instintivamente se tiende a valorar lo profundo como algo cualitativamente muy superior. 

Se trata, pues, de que yo aprenda a situarme voluntariamente, no porque las circunstancias lo provoquen, sino simplemente por exigencia de autenticidad, de situarme más y más en este centro o en este eje donde yo soy yo.

Cuando yo aprendo a funcionar más desde el centro, adquiero libertad en relación con todo lo que es el campo, y adquirir libertad quiere decir adquirir eficacia. Si yo aprendo a estar situado en el centro de mi mente, y el centro de mi mente es allí donde está surgiendo la capacidad de ver y de comprender, no en lo visto y en lo comprendido, sino en la capacidad misma, en el foco de visión y de comprensión, yo tendré una libertad total en relación con toda la información que hay en la mente y tendré una libertad y una agilidad total en relación con todos los procesos mentales de pensar, de recordar, de sacar conclusiones, etc. De modo que funcionar conscientemente desde el centro es el requisito de la eficacia máxima, a la vez que es el requisito para que yo sea realmente yo y no mis cosas, no mis ideas, no mis emociones, no mis procesos físicos.

Estas indicaciones que os doy son útiles para que os podáis situar en la zona más central. No debéis confundir esto con una actitud de control y rigidez. Es a través de la práctica que iréis aprendiendo a situaros sin tensión.

Entonces debéis dedicar ratos a instalaros primero en el yo que contempla la respiración; que siente y contempla ese sentir del respirar. Pero lo importante no es tanto el sentir del respirar, sino que yo me doy cuenta de eso. Es ser, como si dijéramos, un vigía consciente, lúcido, de lo que está pasando. Luego situarnos en el nivel afectivo y evocar un sentimiento de amor, de alegría; pero sobre todo darme cuenta de que soy yo quien está sintiendo eso y ese yo está justo detrás o en el fondo de lo que siento. Y luego lo mismo con la mente: yo que estoy mirando o prestando atención a mis ideas, o simplemente prestando atención, atención para ver, no sólo cosas sino también para ver conceptos, ver y entender. Y darme cuenta de que soy yo quien está ahí.

Consiste pues en un intento de ir hacia el fondo como identidad, en lugar de estar sólo desparramado hacia el campo que está surgiendo de ese fondo. Es aprender a situarse y a mantener eso todo el rato que uno pueda: yo que veo, yo que siento, yo que estoy funcionando físicamente: yo. Veréis que se descubre como una conciencia de eje. Si uno está atento se descubre de un modo natural, y se caracteriza porque uno está viviendo más y más como un eje. Por un lado no se ata a nada, no se identifica con nada. Es decir que hay una soltura, y al mismo tiempo una disponibilidad para actuar con rapidez y eficacia en lo que sea. Son estos dos rasgos: no identificación –o sea, no dependencia-, y al mismo tiempo plena disponibilidad de ver, sentir y hacer. Y esto solamente se da cuando uno está en el centro; las dos cosas a la vez.

Éste es el trabajo del centramiento y esto debéis hacerlo varias veces al día. No queráis alargarlo. Se intenta y si sale bien, bien; si sale mal, pues nada, no pasa nada. Lo importante es el intento sincero, consciente; porque este intento y no el conseguirlo, es lo único que desarrolla, lo único que es realmente trabajo.

 

4 comentarios en “El trabajo del Centramiento”

  1. Durante el retiro en Oseira han sido muy provechosos los centramientos y correspondientes reflexiones que nos han dirigido Jordi y Pilar porque creo que han servido para poder contrastarlos con la práctica personal ordinaria a la vez que han brindado la oportunidad de comentar y resolver algunas dudas.

    En mi experiencia, éste es un ejercicio que al principio cuesta y da pereza realizarlo, así que aparecen todas las excusas del mundo antes de ponerte, necesitándose un poquito de disciplina y perseverancia. Pero el irte sintiendo y experimentando desde el fondo hace que poco a poco vaya convirtiéndose en algo íntimo, muy importante, que ocupa un lugar reservado y esperado durante el día.

  2. Situarse en el fondo como dice Blay, es más gratificante cuando se intenta por el deseo de vivir la autenticidad, de sentir la profundidad. Claro que este deseo surge más fácilmente cuando uno ya ha experimentado esta profundidad repetidas veces y siente el deseo de instalarse allí a menudo, saboreando la presencia del eje o identidad. Pero esta experiencia no debe guardarse sólo para las ocasiones destinadas a centrarse, sino en todas las ocasiones que deseemos vivir este sabor auténtico, esta realidad de sentirse libre y a la vez disponible. Libre porque no se depende de que las circunstancias nos motiven, ni de lo que pensamos sobre lo que pasa. Disponible porque no estamos absorbidos por la situación y por ello, podemos actuar viendo lo que esta requiere en presente. Cuando estamos en el personaje, actuamos guiados por el pasado o por las expectativas de futuro. Pero si estamos centrados, el guion pasado-futuro desaparece, y en este vacío se ilumina de lleno el presente.

  3. Esto llamado centramiento, y explicado de este modo en el texto de Blay vendría a ser un poco lo mismo que lo que se busca en el ejercicio de los depertadores? el ser uno mismo; anteriormente había entendido la práctica de un centramiento como algo parecido a una «sesión meditativa» -por decirlo de alguna forma- pero ahora lo veo como algo a hacer en cualquier lugar y momento del dia, dentro de la propia actividad cotidiana.

  4. El centramiento es el ejercicio que se propone para el reconocimiento de la identidad esencial. Y el despertar es la autoconciencia del potencial del sujeto esencial.
    Así el centramiento es la experiencia de conectar con la identidad profunda, y el despertar la experiencia de llevar las capacidades de esta identidad a la vida cotidiana.
    La primera requiere profundizar hasta obtener la conexión, y la segunda, teniendo en cuenta que ya se ha logrado mantener la identidad con cierto grado de presencia, requiere acción en los sucesos de vida.
    El obstáculo fundamental para ejercitar las dos experiencias, es el personaje que nos mantiene dormidos en su engranaje mecánico.

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