Interpretación desde la perspectiva de Antonio Blay, de la Parábola del Sembrador en el Seminario sobre el Evangelio (Mt. 13, 1-23) realizado en Dueñas en mayo de2015
Agradecimientos a todos los que han colaborado en su traducción e interpretación.
El propósito de realizar el Yo esencial: Proceso y pruebas de coherencia.
Esta parábola se ha revelado como una guía para ver de dónde partir, al trabajar este propósito desde el acontecer diario. La Parábola nos orienta en la superación de un camino sembrado por los subterfugios, las inseguridades, y en consecuencia la superficialidad del personaje.
En primer lugar, la conciencia del Yo esencial debe salir de la personalidad, y situarse en el observador, para ver el origen de las ideas que reclaman atención en las distintas facetas de esta personalidad.
Situarse además en el potencial de amor, y estar disponibles y abiertos para poder unir consciente e inconsciente. Es decir, no caer en la dualidad, al ser arrastrados por las emociones del inconsciente. Estas no son más que percepciones ocultas que no han sido asimiladas, que se emiten en el encuentro con los eventos de la existencia, y que con una observación sostenida, pueden ser descubiertas.
Cuando observamos este encuentro y lo experimentamos desde esta conciencia despierta y neutra, sin juicios de lo que está bien o mal, tenemos la oportunidad de darnos cuenta de las respuestas basadas en la orientación social que hemos recibido, y ver lo que nos condiciona y nos ata. Porque cuando alguien recibe el mensaje del propósito esencial sin entenderlo, el personaje se apodera de él. También hay que vigilar los ideales contrapuestos a la realidad del encuentro, que por su tendencia a la perfección ilusoria, no ahondan en la realidad que se presenta, y no dejan arraigar la conciencia del yo esencial. Por esta causa hay una dificultad en despertar y ver lo que de verdad necesita esta realidad. Finalmente hay que superar la identificación con los objetivos terrenales, que engendran orgullo, deseo, ansias de poder y de riquezas. Aquí el mensaje queda asfixiado por las preocupaciones existenciales. Estas son las tentaciones que provoca el personaje, porque en su inseguridad está atrapado sutilmente en los engranajes de su propia mentira, que por otra parte tergiversa con criterios justificables para soslayar tocar nada que requiera esfuerzo de comprensión o salirse de la rutina.
La parte de la personalidad que busca la esencia, no entiende porque ha de encontrarla por medio de los sucesos de la existencia. Y es que la existencia, es el acicate para actualizar el potencial y reforzar la conciencia del yo esencial. La realidad proporciona los estímulos necesarios para crecer en el desarrollo de la conciencia esencial. Por el contrario los que puedan sentirse incapaces de poner en marcha las capacidades del potencial, se debilitan y empobrecen en conciencia, porque no entienden, ni aprovechan las ocasiones que les presenta la existencia. Así que oímos lo que nos dice la realidad, y lo rechazamos. Percibimos el error, y no aceptamos que sea nuestro. Nos volvemos insensibles para no tenernos que implicar y escuchar el sufrimiento. No utilizamos las capacidades para cambiar las cosas y resolver los problemas.
Si superamos estas dificultades, podemos alcanzar el nivel de conciencia esencial, que permita actuar con lucidez y con amor para realizar las obras que darán testimonio de la superación del personaje y de la asunción de la conciencia esencial. Sólo si somos conscientes de nuestra naturaleza verdadera, y vivimos partiendo de ella, la realizaremos dando fruto en la trascendencia, en la colectividad y en la personalidad.
No hay que quedarse subyugado por la alegría de una manera de pensar espiritual, y luego desanimarse ante las dificultades que surgen. Estas no son otra cosa que pruebas de coherencia en la consecución del propósito; debemos acatar el orden preciso de todas las cosas. Ya sabemos que al personaje le parecen un desorden y una injusticia los sucesos que acontecen, porque no ve más allá de su guion. La personalidad tampoco tiene una visión global y real de los pasos y grados de progresiva comprensión y conciencia que requiere el propósito evolucionando individual o colectivamente. Debemos ser sencillos y actualizar las capacidades en los eventos que la existencia nos presenta, porque hemos de hacernos responsables de lo que cada uno tiene que aportar para el bien de todos. Hemos de confiar en lo que la vida nos ofrece, al verlo desde esta perspectiva.
Esta Parábola nos trae el mensaje de que no se trata tan sólo de tener conciencia del Yo Esencial, sino de vivirlo, experimentarlo y realizarlo. La parábola identifica vivirlo con la misma existencia.
Fantástica explicación de la parábola Rosa. Amplia mucho más el trabajo ya hecho en Dueñas.Para mi,las parábolas ha supuesto situarme en el trabajo y orientación. Esta parábola ya es un recorrido, desde el personaje hasta llegar a realizar el propósito del yo esencial. Por otro lado, puedo comprobar que a la mínima el personaje se apropia de las ideas del trabajo espiritual. Gracias a todos !!! fue genial compartir el seminario.
Gracias Rosa, me parece un resumen estupendo, que permite ver el desarrollo del Trabajo en el plano de la existencia, explicando pasos que son comunes a todo el que transita éste camino. Lo comenté en el grupo en Dueñas y lo comparto aquí; a mi me alivia la comprensión de éstos textos del Evangelio, pues a pesar de los vaivenes del personaje, me dicen que todo ello es parte de un proceso y además apuntan con insistencia a un grado de responsabilidad tal en el desarrollo de las capacidades que de alguna manera también capacitan ese desarrollo.