El Trabajo en el seminario de Dueñas

La experiencia  de compartir la fuente de revelación  de las parábolas del evangelio, tuvo una gran repercusión de fondo. 

El trabajo de equipo en el que cada uno se implicó profundamente, ofreció un reconocimiento del espíritu en el sí del grupo. Cada paso que dábamos, era a la vez un salto en el vacío y una construcción que salía de unas palabras y frases sin aparente sentido o con supuestas contradicciones, para convertirse en algo vivo, preciso, lleno de significado y verdad. 

 

La interacción en que nos sumergió la experiencia,  nos ofreció un contacto esencial  a cada miembro y  al grupo como entidad total de consenso.  Este  podía señalar nuevas directrices,  como resultado de una siembra  de dudas,  preguntas,  opiniones,  inspiraciones,  intuiciones  y sucesivas comprensiones. 

Cada miembro  participó con sinceridad e interés, por el afán de encontrar el verdadero significado. Las sesiones fluían en un orden que iba asentando el desarrollo de la parábola y que llevaba progresivamente  a una comprensión clara del trabajo que se estaba realizando, mediante la preparación previa de Jordi Sapés, y la ayuda del diccionario de símbolos. Sin estas contribuciones hubiera costado atar cabos. Y es que no estamos avezados  a lecturas simbólicas. Casi siempre leemos literalmente, y por ello, nos sorprende el mensaje que  se revela, cuando hacemos el esfuerzo de elaborar una lectura simbólica. 

Esta tarea nos dio la oportunidad de unir el trabajo del evangelio, al trabajo que ya estamos llevando a cabo, basado en las directrices de Antonio Blay.

En el trabajo del evangelio, se planteó el problema de las falsas ilusiones en relación con el Trabajo espiritual, cuando la personalidad considera que los estados interiores van ligados a circunstancias exteriores determinadas, y entonces se nos advierte de que el hombre despierto no busca seguridades externas, o salidas dónde habitualmente las encuentra. Cuando se han perdido todas las referencias, sentimos la llamada de lo espiritual pero a menudo continuamos ligados a la memoria, inconscientes de la desorientación y esterilidad que ello supone. Para nacer en espíritu es necesaria la muerte de lo que es mecánico, y la superación de toda fijación memorística.

La vida espiritual y el Trabajo no tienen nada que ver con la perspectiva habitual del hombre, que se excusa en circunstancias que le impiden entregarse  a lo espiritual, al Trabajo. Este no tiene que ser pensado, sino vivido. La advertencia es: A lo que damos prioridad en nuestros pensamientos, voliciones y actos, allí reside la identificación y también la dirección. O nos identificamos con el espíritu y nos entregamos a él despiertos, o nos sumergimos en los quehaceres habituales dormidos. Ello no quiere decir que haya que dejar los quehaceres, sino imbuírlos de espíritu. Recordemos la frase atribuida a Jesús:

”Buscad primero el Reino de  Dios y todo lo demás se os dará por añadidura”.

Fue un seminario de enriquecimiento y concienciación del Trabajo, basado en el reencuentro  de un ser realizado, Jesucristo,  a través de las parábolas que los evangelistas  transcribieron.

La estancia y la  asistencia a los oficios del monasterio, ayudaban al silencio, a la concentración y a la profundidad que se requerían para poder penetrar en el espíritu de revelación de las parábolas.

Hay que señalar que la labor de equipo fue una relación altamente gozosa, desde la que se captó el descubrimiento de atender con una conciencia más profunda, así como la sintonización al unísono con esta conciencia, lo cual permitió una valoración, una comprensión y una fuerza que sólo el sentimiento de unión surgida del equipo podía dar. 

He aquí lo que obtuvimos: descubrir  la significación de las parábolas de los evangelios y encontrar la relación consciente con el Trabajo que estamos realizando.

 

8 comentarios en “El Trabajo en el seminario de Dueñas”

  1. Gracias Rosa por este comentario: «para nacer en espíritu es necesaria la muerte de lo que es mecánico…» Cuántas veces lo mecánico nos empaña el vivir los momentos conscientemente y el poder responder desde el fondo.

  2. Hermoso relato de como el trabajo nos hace desindentificarnos de lo mundano para nacer en espíritu. Me gusta cuando comentas como el grupo interactuando señala nuevas directrices después de una siembra de dudas, preguntas,opiniones, inspiraciones, intuiciones y sucesivas comprensiones. Deja claro la importancia de participar y la potencia que tiene trabajar en un clima así para » Nacer en Espíritu.

  3. Yo quiero comentar lo fácil y fluido que se hizo estar allí, intentado desvelar nada mas y nada menos que algunas parábolas del evangelio. En mi caso me pareció muy enriquecedor, pues textos como éste, así en principio no me veo muy preparada para interpretarlos, así que ahí está la ayuda del grupo, que en éste caso (el mío) puso a mi alcance algo que me parecía muy lejano, y puso de relieve, que conocer el evangelio es algo práctico realmente.

  4. No hay mayor recompensa en la existencia que constatar como los esfuerzos que uno hace y la dirección que ha elegido da fruto en estos niveles superiores de conciencia. Sólo recordar que para que lo superior nos eche una mano tenemos primero que ponernos a su alcance. Después todo es mucho más fácil de lo que habíamos imaginado, porque se trata simplemente de ser lo que somos.

  5. Creo que si los cristianos incorporamos este tipo de Trabajo espiritual en nuestra cotidianidad, enseguida se descubre lo banal y mediocre que ha sido el personaje nacionalcatolicista durante tantos años. Dios, lo Superior, siempre estaba en las alturas.
    A mi entender lo que toca ahora es subir el nivel, ¡por pura necesidad de supervivencia!

  6. Tienes toda la razón. Ya me dirás de qué les ha servido el monopolio ideológico que han tenido durante tantos años, especialmente en el ámbito de la enseñanza. Debiéramos estar todos con un nivel de conciencia elevadísimo. Y si Dios no le pone remedio, los monasterios que se mantienen van a tener que cerrar por falta de vocaciones.

  7. Honestamente, creo que ya en tiempos de san Juan Pablo II las cosas deberían de haber comenzado a cambiar con radicalidad: eclesial, política, económicamente …
    ¿Por qué será que los humanos necesitamos vivir situaciones límite para empezar a reaccionar?
    Profetas para estos días los ha habido ¡y de muy lúcidos! Entre ellos nuestro queridísimo Antonio Blay.
    El mundo no trata bien a los profetas, pero la Verdad tarde o temprano siempre sale a la Luz, lo dijo Jesucristo.

  8. Honestamente, creo que las cosas deberían haber comenzado a cambiar hace bastantes años: eclesial, política, económicamente …
    ¿Por qué será que los humanos necesitamos pasar por situaciones límite, para empezar a reaccionar?
    Gracias por vuestra atención.

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