Cada uno es discípulo de sí mismo

P.: Lo que comentabas sobre el encontrarse mal cuando avanzas, ¿puede ser el ruborizarse?  

R.: Puede ocurrir, este encontrase mal puede adquirir muchas formas; y problemas que uno creía resueltos vuelven a salir, lo cual demuestra que no estaban resueltos, pero que, en la medida en que salen, es la oportunidad para que uno los mire y los solucione de una vez. Pero no es que uno lo pase horrible, hay también periodos de un gran optimismo y de sentirse muy, muy bien, pero esto es engañoso, porque cuando uno se siente muy bien dice “ya está, ya lo he conseguido, ya es mío”, y no. No obstante, por poco que uno trabaje, si uno trabaja con sinceridad, irá notando inevitablemente resultados, es una cosa de causa y efecto, no es una lotería: “a ver si me sale, a ver si me toca”. En la medida en que se entiende y se va actuando del modo que se ha explicado se producen inevitablemente los efectos, y si se no producen los efectos es que no se hace lo explicado. Por eso para mí es tan importante entender lo que pasa, porque entonces, el trabajo, las actitudes, tienen pleno sentido: no es por seguir una disciplina, no es por un criterio de autoridad, de que alguien me dice que he de hacer esto o lo otro, sino que es uno mismo que ve lo que ha de hacer y por qué ha de hacerlo, la única autoridad ha de ser uno mismo. Si no se comprende lo que explico, no se comprende entonces el sentido del trabajo, el porqué de cada cosa, entonces queda, todo lo que explico, como una cosa externa. Y siempre que queda una cosa como algo externo llega un momento u otro en que se produce una protesta, una rebeldía y un rechazo contra lo externo, siempre; y además es bueno que sea así. Pero en cambio, lo que al explicar se entiende, uno lo ve por sí mismo, eso no provoca rechazo porque eso es realmente uno mismo.  

La auténtica comprensión es uno mismo, pero la aceptación de ideas es un cuerpo extraño metido en la mente, en lugar de realizar impide que uno sea más uno mismo. Por eso procuro que todo lo que os explico sea muy explicado, muy mostrado sencillamente, para que uno pueda mirarlo y verlo, cuando uno lo ve ya no es Blay, es uno mismo quien dice: “esto es así” y eso es lo que vale. Por eso yo no os estoy dando un curso, yo os estoy proponiendo unas cosas y cada cual entenderá y recibirá lo que sea capaz de ver y aceptar, y entonces es suyo, un asunto de él. O sea, que nadie es discípulo de Blay, es absurdo esto, cada uno es discípulo de sí mismo y lo que se hace aquí es una oportunidad para reflexionar sobre ciertas cosas, para poder mirar por uno mismo unas cosas, que todas las que explico son naturales, pero que muchas veces uno por sí mismo no atiende a mirarlo de un modo metódico. Es como un espejo, en un espejo uno se mira y dice: “ah, mira ese soy yo, mira ya el cabello blanco”, pero la culpa no es ir al espejo sino es reconocerse uno mismo.  

Antonio Blay Fontcuberta. “SER. Curso de psicología de la autorrealización”. Editorial Sincronía. 2016. 

Imagen: Wikipedia.

1 comentario en “Cada uno es discípulo de sí mismo”

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