Este 16 de octubre pasado ocurrió un hecho muy destacable para toda la familia ADCA, la renovación de la junta directiva de la asociación, y para dicho acto no se podía haber elegido un mejor lugar que el monasterio de Santa María la Real de Oseira donde la comunión entre todos los asistentes era el sentir reinante, esto hizo que desde ese espacio común todo sucediera de una forma absolutamente sencilla y natural.
Nosotros como nueva junta directiva de ADCA quisiéramos mostrar nuestro más profundo y sincero agradecimiento a las personas que pusieron en funcionamiento la asociación.
Por su gestión y tesón a la hora de ir superando todas las dificultades que conlleva crear algo nuevo, nos consta que esto ha supuesto un gran trabajo y esfuerzo al cual, nosotros como junta elegida queremos ante todo respetar, salvaguardar y darle la continuidad, persistencia y creatividad que se merece. Gracias a todos!
Por otro lado nuestras pretensiones están encaminadas a seguir cuidando y propiciando el crecimiento de esta asociación creada en su día como un espacio de encuentro en el cual todas las personas afines al Trabajo podamos tener la oportunidad de interactuar entre nosotros. Creemos que actualmente la participación de los socios no es todo lo satisfactoria que debiera y nuestro compromiso, aparte de ocuparnos de las labores logísticas y divulgativas de la asociación, se va a centrar en estimular dicha participación para hacer de ADCA un ámbito vivo donde todos podamos expresar nuestras inquietudes, a la vez de servir de marco propicio para la evolución como colectivo dentro del cual compartimos un mismo objetivo común, el desarrollo de la conciencia y la autorrealización. Esta incentivación a la participación será nuestra seña de identidad, nuestro Leitmotiv, para ello hemos recogido diferentes proyectos e ideas nuevas que pretendemos enriquezcan y colaboren en dicha función. Todo esto siguiendo las directrices que Blay nos legó y auspiciados bajo el método de Trabajo creado por Jordi Sapés y Mª Pilar de Moreta.
De izquierda a derecha y de arriba abajo, los miembros de la nueva junta de ADCA: Laura López, Miquel Cazaña, Pilar Lainez, Imanol Cueto, Marga Martín, Pepe Caro, Ana Balado, Georgina Salas y Jaume Arasa.
Hemos creído oportuno organizarnos en cinco grupos de trabajo intercomunicados entre si y que sistematizan de una manera más ordenada y concreta la hoja de ruta que pretendemos ir trabajando a lo largo de estos años, aunque evidentemente esto no es óbice para que puedan ir surgiendo asuntos nuevos que atenderemos adecuadamente y comunicaremos bajo el procedimiento adecuado al resto de los socios. Dichos grupos de trabajo son los siguientes:
– Primer congreso ADCA “Antonio Blay”
– Financiación y búsqueda de patrocinadores
– Rediseño página Web e incentivación participación socios
– Comunicación audiovisual
– Comunicación con terceros
Por último queremos resaltar que los primeros contactos entre nosotros han sido muy gratos, llenos de una gran ilusión y motivación, destacando desde el primer momento la participación de todos los miembros de la junta. Es este trabajo grupal y en equipo, el que queremos hacer extensible a todos los socios que quieran colaborar, con cualquier tipo de idea o proyecto, que persiga los objetivos antes descritos.
De manera que desde aquí lanzamos una invitación a colaborar con ADCA para que entre todos continuemos ampliando y actualizando nuestro potencial Esencial individual y colectivo.
Gracias a todos los miembros de la junta por vuestro compromiso e ilusión.
Tal como comenté en la Asamblea, por parte de la Junta saliente había dos grandes motivos de satisfacción, una por el trabajo hecho, y otra por el trabajo que se iba a hacer. Creo que puede ser muy útil para ilustrar esta afirmación utilizar un texto de Arnaud Desjardins, que es su libro “Releyendo los evangelios”, por cierto muy recomendable, relata el momento el que quien en aquel momento era su mentor, Swami Prajnanpad, le preguntó: “¿Qué dijo, ante todo, vuestro Jesucristo?, ¿Qué es lo que constituye la originalidad del cristianismo?”. Arnaud le contestó: “Haber presentado a Dios como a un padre”. La respuesta de su interlocutor fue muy precisa: “¿Ha conocido usted a algún padre digno de tal nombre que desea mantener a su hijo en un estatuto inferior al suyo?”. Teniendo en cuenta que cuando nació ADCA la mayoría de la nueva Junta (en concreto, todos menos uno) aún no había conocido el Trabajo, y viendo cómo fue la exposición de intenciones que hicieron sus miembros, la verdad es que es fácil entender que el gozo que describo al inicio de este escrito es muy, muy grande.
Mucho ánimo, y mucha suerte, y ya sabéis que estamos ahí para todo lo que necesitéis.
Esta asociación está muy bien encaminada en manos de personas trabajadoras y muy válidas que vibran con el camino espiritual que hemos emprendido. Me siento muy cercana a vosotros y feliz por formar parte de esta comunidad que siento como mi familia. Gracias tanto a la junta saliente como a la entrante por aportar luz a este mundo muchas veces cubierto por tinieblas y por darnos la oportunidad de experimentar la unidad junto a vosotros. El mundo está sediento de proyectos como este.
ADCA es el punto de encuentro de todos los que estamos desperdigados por la geografía pero que nos sentimos hermanos y con un mismo corazón. Leer muchas de vuestras experiencias enriquecen a los que seguimos el Trabajo, nos hace estar cercanos y acompañados, nos da temas de reflexión, magníficas películas que disfrutar, documentales interesantes, artículos donde poner luz a la realidad que nos ha tocado vivir. Gracias a los que lo hicieron posible y a los que lo seguirán haciendo a partir de ahora. Sé que es mucho trabajo y gracias a vosotros disfrutamos todos.