Conciencia, existencia, ser. Reflexiones antes de Oseira

CONCIENCIA: para mí conciencia es darme cuenta de algo, percibirlo, a través de los sentidos, pero no solo a través de los sentidos, sino a veces hay cosas internas que no se perciben con los sentidos, sino con la propia conciencia. Me explico un poco. Yo en mi vida, he experimentado tres tipos de conciencia:

     La primera, la conciencia de lo que pasaba fuera de mi… por ejemplo, percibía cuando me daba el sol en la cara, los ruidos del tráfico, o los sabores, percibía si un chico me gustaba o si no…

     Cuando descubrí el yoga, empecé a tener conciencia de otras cosas; a nivel físico, me enseñaron a poner más atención a las sensaciones más sutiles del cuerpo, es decir a tomar conciencia corporal, no cuando el cuerpo se quejaba y dolía, sino antes de llegar a ese punto, nos enseñaron a percibir la tensión en los hombros, la sensación de una digestión pesada, la tensión en la mandíbulas, y también a relajar esas tensiones que se notaban en la musculatura, a nivel emocional también me enseñaron a parar un segundo y sentirme por dentro, si estaba nerviosa o agitada, o me sentía calmada, si estaba triste o rabiosa… y me enseñaron cómo a través de la respiración podía cambiar ese estado de ánimo y también me enseñaron a percibir mis pensamientos, si estaba con la mente muy dispersa, saltando de una idea a otra sin ninguna conexión, o estaba por el contrario obsesionada con algún tema y le estaba dando vueltas y vueltas, si tenía muchos pensamientos dañinos para mí… y a través de la meditación, me enseñaron a parar los pensamientos, a colocar la conciencia hacia dentro, hacia el centro de mí, me enseñaron a sentir la paz que yo tenía dentro… El yoga, fue para mi todo un descubrimiento, ya que pasé de tener una conciencia enfocada hacia afuera, (lo que oía, lo que me decían, lo que pasaba a mi alrededor). Esa conciencia en pocas ocasiones estaba enfocada hacia adentro, aunque en algunos momentos digamos extremos sí, cuando me dolía mucho una muela o la tripa, ahí la consciencia se centraba en el dolor, y no había nada más que ese dolor, cuando la rabia se desbordaba, lo mismo, ahí la conciencia era engullida casi completamente por la rabia o por la tristeza… Con el yoga, aprendía a ser consciente de sensaciones físicas más sutiles, de emociones mas suaves… pero para eso, era necesario, parar un poco, tumbarse en la colchoneta y hacer el esfuerzo de enfocar la conciencia hacia dentro… La conciencia no podía estar fuera y dentro al mismo tiempo, o fuera o dentro. Y esto era aún más evidente cuando meditaba. Para sentir esa calma, debía sentarme, cerrar los ojos, hacer silencio fuera, para poco a poco, con ayuda de la respiración o de la recitación del mantra, poder ir apaciguando la mente y acceder a ese centro de calma, de paz, de silencio… El yoga fue algo maravilloso, Lo malo era que esto solo duraba cuando meditaba, en cuanto me levantaba del cojín, al ratito, la mente volvía a su ritmo, o a sus pensamientos dañinos…(no te  quieren, no eres importante para nadie, eres fea, eres cortita…)

     Cuando descubrí el Trabajo, apareció un nuevo estado de conciencia, Yo, yo moviendo el cuerpo, yo sintiendo el cuerpo más vital después de una sesión de yoga, yo sintiéndome cansada, yo descansando, Yo, sintiéndome triste, Yo sintiéndome nerviosa, o yo sintiéndome tranquila, o alegre… Esto al principio me costó un poco, ya que me parecía obvio. ¿Quién sino yo iba a sentir el cuerpo, quién sino yo iba a sentir las emociones? Pero me di cuenta, a través de los despertadores que no era tan obvio, y me di cuenta de que si no estaba yo, no había nadie, nadie sentía, estaba el personaje, pero eso era como que nadie sentía. Lo más revolucionario para mí, fue lo que pasó en la mente, cuando despertaba, la mente se paraba, dejaban de haber ideas, pensamientos, juicios… no era necesario meterse en la habitación y hacer un pranayama, o recitar el mantra, para que la mente se callara, sólo había que despertar, y la mente se silenciaba, y automáticamente había una sensación de paz interna, incluso de bienestar…

EXISTENCIA: la existencia, mi existencia es mi vida, el recorrido que he hecho desde que nací, hasta ahora.

SER: El ser lo es todo. El ser es esa inteligencia que ordena todo, que crea este mundo tan complejo en el que vivimos, este cuerpo humano, esta naturaleza, tan compleja e interconectada…Lo cierto es que cada vez que miro la naturaleza, un árbol, un insecto, un paisaje bello, pero especialmente cuando miro el cuerpo humano, el cerebro, el sistema digestivo, el sistema nervioso… no me cabe duda de que ha sido creado por una inteligencia superior…

Mi conciencia no se apoya en nada, está ahí, no se apoya en nada, no depende de nada, así que supongo que se apoya en Dios, si no depende de nada, debe necesariamente ser Dios, ¿no?

Y, ¿qué me mantiene viva?, me mantiene viva únicamente un impulso de respirar, de coger aire cada vez que lo suelto…me mantiene viva la propia vida que está dentro de mí, ese impulso, ese motor, que hace que siga cogiendo aire cada vez que lo suelto….y por supuesto me mantiene vida ese orden, esa inteligencia que hay en mi organismo, y que hace que todo dentro de mí funcione correctamente, que cuando como, los alimentos se asimilen; lo que debe ser eliminado de mi cuerpo se expulse… me mantiene viva la propia vida que es una pulsión dentro de mí, y la inteligencia de mi organismo.

     Qué razón tiene Jordi cuando dice que estar vivos y tener conciencia es lo más importante.  En mí….en muchas ocasiones lo doy por descontado, sí, pero en algunas no. Algunos días, (cada vez más) soy consciente de ello, y esos días son un regalo. Algunos días, cuando cojo el coche y salgo de mi casa para llevar a las niñas al colegio, y despierto, y me hago consciente de mí… me doy cuenta de que soy una verdadera afortunada, salgo de casa, sin ningún miedo, salgo de casa sintiéndome una afortunada, alegre de llevar a mis hijas a un colegio en el que aprenden cosas nuevas, contenta de ver que les gusta ir, que van con ganas, contenta incluso de que mi hija pequeña, a menudo cuando la dejo en su clase, se me agarra al cuello y no quiere que me vaya, noto que me quiere, que se siente segura cuando estoy con ella, que quiere que esté con ella sé que en cuanto me voy se pone a jugar con sus compañeros. A veces despierta también veo la sonrisa de Alicia cuando me ve… qué bonito es ver que eres tan importante para una persona, que corre para abrazarte, sentir el amor que soy hacia mis hijas, el amor que ellas sienten hacia mí… es un privilegio. Cuando voy hacia mi trabajo, veo el parque, los árboles es otro momento en el que me siento muy afortunada, es tan bello el color verde. Siempre mirar el proceso de la naturaleza, ya sea la primavera, el otoño el invierno… me produce muchísima satisfacción, felicidad diría yo. El metro es una gozada, en 10 minutos una máquina que va por debajo de la tierra, me deja en el centro de la ciudad, y yo no tengo que conducir… si se me va un tren, a los 3 minutos pasa el siguiente… el metro está limpio, es amplio, y el abono mensual me cuesta 20 euros… es la leche la verdad… Mi trabajo, mi trabajo es una de los mejores regalos que la vida me ha podido hacer, dar clases de yoga, especialmente por la mañana es una maravilla, en las clases siempre despierto bastante, casi todo el tiempo, me encanta dar clases de yoga, ser consciente de ello, de que mi trabajo es maravilloso, me hace salir de casa a diario con alegría, Yo se lo digo a menudo a ellas, cuando empiezan a quejarse, algunas, les digo “jolines aquí estamos estupendamente, fíjate que frío hace fuera y nosotras aquí calentitas. Tengo una alumna especialmente quejica, y a veces le digo “oye, fíjate que suerte tenemos que no vivimos en Ucrania, o en Gaza… que vamos al hospital y nos atienden, que vamos al super y está lleno de comida…”  Hay días que no son tan buenos, pero en los que también me siento una afortunada.

Hace poco he vivido una enfermedad muy cerca en una persona muy querida. Esta adversidad me ha permitido valorar más el sistema público de salud, valorar más la salud en sí… salí del médico con una noticia poco agradable, pero pensé, ella está sana, puede hacer vida normal, siéntete afortunada por ello, y por seguir viéndola crecer contenta y haciendo frente a los obstáculos del camino… Lo que quiero decir, es que cada vez más, me siento una afortunada de cada día que vivo, del regalo que eso supone, expectante de qué me voy a encontrar ese día, de qué obstáculo habrá que superar… de que esos obstáculos son los que  hacen desarrollarme.  Vivir así, es un privilegio absoluto.

     También cada vez más veo que puedo poner, en cada cosa con la que me encuentro; no es sólo que el sistema de salud pública me ayude a mí, y nos facilite el tratamiento, es también ver qué puedo aportar yo, son cosas pequeñas, pero… Estuvimos en la playa, y cada día, cogíamos un par de bolsas, y mientras nos dábamos un paseo por la playa, cogíamos mis hijas y yo la basura que nos encontrábamos, lo hicimos cada día que bajamos a la playa, y las niñas lo hacían como un juego, de hecho la pequeña, me decía, “vamos a recoger basura”… y me gusta el hecho de pensar que dejo los sitios mejor de lo que los encontré, hace sentirme muy bien conmigo, con una sensación de satisfacción interna. Otra cosilla que me he experimentado, últimamente, y que ha sido maravillosa…Este verano, justo después de Oseira, vamos a acoger a una niña, durante el mes de agosto… ya la conocemos, pasó un día en casa, y fue maravilloso, ver qué puedo hacer a un ser humano, hacerla sentirse bien, querida, la niña ese día que estuvo en casa, estaba feliz, disfrutó mucho, no hicimos gran cosa, estar aquí en casa, en la piscina de la urbanización, con mis hijas y otra amiga de mis hijas, comer, ver un rato la tele después de comer, luego bajar de nuevo a la piscina… pero veía que la niña estaba muy contenta, de hecho a la hora de estar en la piscina, me preguntó “el año próximo podré venir de nuevo”… cuando se fue, me sentí muy bien, muy plena, como si esto fuera la cosa con más sentido que he hecho nunca… y lo hago porque puedo hacerlo, simplemente, porque puedo aportar un poquito de cariño a esa niña, un mes de vacaciones en familia, es algo que yo puedo ofrecerle  y lo hago simplemente por eso, porque puedo. Es un privilegio vivir la vida así. Voy poco a poco, no todos los días, pero sí cada vez más días, o más ratos, siendo consciente de que estoy viva, y que soy amor, y que no se gasta, y que puedo querer a mi pareja, a mis hijas, a mi familia,  a las amigas de  mis hijas, a una niña que no conozco de nada… soy consciente de que soy energía, y que en lugar de estar sentada toda la mañana en una silla en la playa, puedo dedicar una hora o media hora de mi tiempo, y de mi energía en recoger la basura que hay en la playa… y soy consciente de que soy inteligencia, y veo que hacer estas cosas, me hace sentir bien, muy bien, y que es algo bueno que mis hijas vean qué hace su madre, y también soy consciente, y veo, que hay cosas que debo seguir mejorando, que debo tratar de amar más, o de otra forma. Pero bueno, veo que aún estoy en desarrollo, y que mi vida, es el mejor entrenamiento posible. 

Pilar Zarza. Socia de ADCA. Escrito como preparación al retiro de Santa María la Real de Oseira de julio 2024.

3 comentarios en “Conciencia, existencia, ser. Reflexiones antes de Oseira”

  1. Que bonita y detallada explicación Pilar, muchas gracias por compartirlo.
    Realmente que bonito ver que gozar de la vida es «simplemente» vivirla consciente y utilizar la capacidad que nos ha sido dada para gestionar las vivencias duras y así ello no reste sentido a la vida sino al contrario, le de todo el sentido.
    Que tranquilizador pensar que este camino es «Apto para todos».

    Muchísimas gracias por la exposición y las reflexiones que ello provoca.

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