El Deseo (capítulo 1)

El deseo, proyección dinámica

En otras ocasiones he hablado de la necesidad de encarar los deseos, de hacer algo con ellos, de vivirlos. Hoy ampliaremos este tema.

El deseo es siempre una proyección. Por eso, cuando digo que actuemos de acuerdo con el deseo es para que el deseo deje de ser deseo y se convierta en algo presente, actual. El problema del deseo es que se mantenga como deseo. Es lo mismo que el temor. El problema del temor no es tenerlo; es mantenerlo. Si yo puedo traer el temor aquí, ahora, lo despacharé, se resolverá, se disolverá. Lo mismo que el deseo.

Si yo puedo traer el deseo aquí y puedo hacer algo con él, ahora, este deseo dejará de ser deseo para convertirse en acción, en experiencia actual, en presente. En cambio, mientras se mantenga como deseo (o como temor), estoy en una zona intermedia que me aísla del centro y también del exterior. Y por eso, cuanto más deseo menos hago; y a la vez cuanto más deseo menos soy. Porque tanto el deseo como el temor están en una capa intermedia; están entre lo que es el centro y lo que es el mundo dinámico de la realidad exterior. Por eso resulta perjudicial quedarse en esa zona puramente mental.

El deseo requiere acción. Podemos tener muchos deseos, pero a condición de vivirlos inmediatamente; de actuar ahora, viviéndolos en el presente. Y si el deseo se refiere a una aspiración de tipo interno, que yo viva también este deseo, ahora. No que lo mantenga como algo al margen de mi presente.
Cuanto más incorporemos nuestro deseo en el presente, menos necesidad tendremos de metas. Las metas se alimentan siempre del deseo sostenido o del temor sostenido. Es la inseguridad en el presente que nos hace proyectar la seguridad en el futuro. Cuanto más uno pueda vivir su seguridad, su capacidad, aquí y ahora, menos necesitará un objetivo, una meta.

Mientras más uno se esfuerza para vivir todo su presente, estará trabajando al cien por cien en la posibilidad de su realización. En cambio, cuando no está trabajando al cien por cien en el ahora de este deseo pero lo está manteniendo dentro, está hinchando su idea de futuro y a la vez lo está alejando más.

También existen temores y deseos que presionan desde nuestro inconsciente. Mas, al vivir el presente, los temores o los deseos ocultos van apareciendo delante de nuestra nariz. Entonces podremos hacer algo con ellos. Cuando al vivir se nos presenta algo concreto, entonces podemos hacer algo. Con lo que no se puede hacer nada es con lo que suponemos. Porque lo que suponemos no es nunca un problema con existencia real ya que es un problema fabricado en la mente.

Al tratar de vivir más y más en presente, irán apareciendo sucesivas capas de presente, que están dentro. Entonces es cuando podremos trabajar con ellas. Está claro que para eso hace falta querer vivir el presente, querer vivir la realidad, querer ser sincero; porque si no hay esta demanda, no tiene sentido el hablar del trabajo sobre sí mismo.

Extracto del libro Conciencia, existencia, realización (1995)

7 comentarios en “El Deseo (capítulo 1)”

  1. Me ha gustado mucho este texto por la esquematización del asunto. Me quedo con varias ideas.
    El deseo y el temor mantenidos se nos presentan como un problema, ahora miro y entiendo, el deseo crea una tensión hacia lo que se proyecta, y el temor crea una uhida de lo que lo provoca. Situación que si se sostiene en el tiempo crea filias y fobias.

    Como resolver la situación queda indicada en esta frase, ‘Mientras más uno se esfuerza para vivir todo su presente, estará trabajando al cien por cien en la posibilidad de su realización’ .

    Quiero aportar la situación de ‘duda’ que surge en el deseo o en el temor, en el como pasar a la acción. Porque en algunos casos puede que estemos un tiempo en el, ¿que debo hacer? Mi experiéncia me indica que en casos de duda, no debo forzar, a veces necesitamos ese período para ir viendo y sintiendo, debo liberarme y no querer esconderme ninguna posibilidad, porque con todas las posibilidades a la vista realmente estaré seguro de la decisión tomada.

    Por último, Blay no se deja detalle, insiste de nuevo que el inconsciente también debe ser actualizado.

    Un abrazo,
    Jaume

  2. Hola Miquel, en estos momentos este texto es esclarecedor para mi. Como bien dices si mantengo el miedo o el deseo no vivo el presente, estoy en tierra de nadie, lo que sí debo ser es muy sincera conmigo misma .He observado que si vivo la situación que me produce miedo éste desaparece, igualmente con el deseo.Más tarde vuelve otro y otro …. gracias al trabajo voy encontrando más herramientas y vivir el presente. Un abrazo.

  3. Me gusta este extracto que nos aporta Miguel del libro Conciencia existencia y realización de Antonio Blay, así como los comentarios que se hacen de él. En los comentarios que hace Jaume hay una parte que me gustaría aclarar y que mi experiencia me dice lo contrario de lo que él afirma. Creo que las filias y las fobias no derivan del deseo y del miedo mantenido, sino que es al revés: las fobias producen miedo: (ataques de pánico, ansiedad, palpitaciones…etc.) y las filias deseos: (cualquier deseo, ya sea “bueno o malo”). Creo que la mayoría de las fobias como las filias, son producto de un solo hecho o acción determinada vivida en los más tiernos años de nuestra infancia, y que estas se encuentran enterradas en nuestro inconsciente; por lo tanto creo que ese es el terreno en el que hay que trabajarlas. Po supuesto que es posible que haya excepciones, pero como bien dices al final de tu escrito Blay no se deja detalle, insiste de nuevo que el inconsciente debe ser actualizado. Un saludo

  4. Hola Edit, saludos. Me gusta lo que planteas porque me hace reflexionar de nuevo en este asunto. En mi experiencia, y hasta lo que puedo llego a ver, creo que tienes razón cuando dices que las fobias o las filias son producto de un solo hecho, pero me mantengo en la opinión que debe mantenerse y hasta extenderse a otras situaciones para poder calificarlse como tal.
    Vamos por partes, en el miedo, el suceso o situación causante tiene un nivel de energia adverso y superior a la nuestra o así lo creemos, esto nos hace sentir miedo. Este miedo puede ser momentáneo porque nuestra energia pude que se equilibre con la del objeto, persona, situación, y entonces el miedo desaparece. O puede que este impacto nos haga dudar de nuestras capacidades, y el miedo se mantenga, aumente y hasta puede extenderse a otros ámbitos produciendo como dices ataques de pánico, ansiedad , palpitaciones,… por tanto, si que el origen es una situación, pero para calificarlo de fobia, ese estado debe prolongarse y hasta asociarse a otras situaciones.
    En los deseos, puede que una cosa nos guste, pero para calificarla de filia debe haber una compulsión hacia lo deseable, produciendo un deseo digamos obsesivo.
    Es decir no todas las situaciones que producen miedo o deseo crean fobias o filias, ahora todas las fobias y filias tienen un origen. Y para clasificarlas como tal deben perdurar en el psiquismo de la persona.
    La solución, conciencia de sí y actualizar el inconsciente.

    Un abrazo,
    Jaume

  5. Esta propuesta de reconvertir el deseo en acción presente es realmente poderoso, primero porque no tan sólo nos protege, como dice Blay, de cuentos de la lechera que, a veces, tanto nos han llegado a entretener si no que nos da una sensación de poder en la actividad, de realización en la acción, que nos vacuna de cualquier expectativa desorbitada, ya que es la propia acción y la información que obtenemos de ella la que va calibrando el mismo deseo al que ahora estamos dando forma, hay una adecuación entre creador y creación, entre sujeto y objeto creado, con la certeza de estar en la dirección adecuada.

  6. Abundando en lo que dice Jordi en relación a las expectativas fabulosas, tened presente que Blay anima a satisfacer el deseo, pero no necesariamente de la manera que se nos presenta: como deseo de algo concreto que no tenemos. Hay que ver que atribuimos a este objeto una capacidad de satisfacer algo que sólo puede proveer nuestra naturaleza esencial.
    Así que si yo estoy sintiendo un deseo de ser feliz, no se trata de ir a por un objeto que está fuera de mi alcance o de modificar el entorno que tengo por otro fantástico; se trata de ver qué puedo hacer aquí y ahora para mejorar el que tengo.
    Esto está más claro cuando en mi realidad aparece algo que temo: la solución es vivir esto a fondo para constatar que no puede conmigo

  7. Lo primero que veo en este texto es una invitación a vivir el momento presente; insiste una y otra vez. Para encarar los deseos o temores he de estar ¨despierta¨ o presente. Las personas que hacemos el Trabajo experimentamos, sabemos que es esto de estar presente. Personalmente antes de hacer el Trabajo no tenía ni idea de como llegar a vivir despierta o presente y el caso es que en todos los libros que caían en mis manos se decía esto de vivir el presente.Se entiende que el primer ejercicio que hacemos cuando iniciamos el Trabajo sean ¨Los despertadores¨. Sin esta conciencia de mí no puedo encarar los deseos de la manera que nos expone Blay.

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