Aunque parezca mentira, podemos pasar toda nuestra existencia sin fijarnos en nosotros mismos, pendientes solamente de lo que necesitamos del exterior, pensando si lo estamos consiguiendo; pero, olvidando por completo quién es éste que lo necesita, que lo está consiguiendo, o no. Por eso, de entrada, si queremos ocuparnos de nosotros, debemos acordarnos de nosotros, percibir nuestra presencia en la realidad.
Qué significa acordarte de ti
Acordarnos de nosotros no es lo mismo que pensar en nosotros. Esto es lo que hacemos siempre: pensar si estamos haciendo lo correcto, o no; si nos están tratando bien o mal; en qué debemos mejorar; si tenemos que cambiar nuestra vida, etc. Pero todos estos pensamientos se refieren a lo que hacemos o a lo que nos hacen los demás, no se refieren a nosotros mismos, al sujeto que somos. Acordarnos de nosotros no es imaginarnos en un futuro o recordarnos en el pasado. Tampoco es percibir nuestras emociones y sensaciones. Todo esto son fenómenos que suceden en nuestra conciencia, pero no son nuestra identidad; son cosas que nos ocurren, no son “yo”. Acordarte de ti es darte cuenta de tu presencia, de que estás aquí y ahora; sin darlo por supuesto, constatándolo. Además de las cosas que te rodean y de lo que sientes o imaginas, estás tú, presente en tu conciencia y te das cuenta de esta presencia tuya.
Despertar
Despertar es estar consciente de ti, atendiendo al exterior: mirándolo, cuidándolo o transformándolo. Es ser protagonista consciente de tu capacidad de ver, amar y hacer, invirtiéndolas en lo que tienes delante, de manera voluntaria. El acento está en la conciencia de sujeto, una conciencia que normalmente no se tiene. Siempre te percibirás pensando, haciendo y sintiendo algo, pero has de percibirte a ti como algo que tiene entidad per se, con independencia de lo que pienses, sientes o hagas. Lo que se pretende es que tú seas el protagonista consciente de esto que haces, aunque estés obligado por las circunstancias. Así que no es un ejercicio de meditación, no tienes que desatender el exterior para despertar, todo lo contrario: has de estar más presente que nunca, actuando consciente de tu capacidad de decidir.
De ordinario, nuestra atención está totalmente puesta en los fenómenos: lo que pensamos, lo que sentimos, lo que hacemos, los recuerdos o las proyecciones que aparecen en nuestra mente y absorben nuestra atención. Ahora, se trata de recuperar parte de esta atención para dirigirla hacia el sujeto: el “yo”.
Jordi Sapés de Lema, «Práctica del camino de Antonio Blay. Método, etapas y transformación» , Boira editorial, 2020.
Fotografía © Susana Portilla
«Acordarte de ti es darte cuenta de tu presencia, de que estás aquí y ahora; sin darlo por supuesto, constatándolo»
Es cierto. No hay que dar nada por supuesto. Aunque repitiera mil y una vez que soy inteligencia, amor y energia si no lo experimento, si no soy la protagonista, se queda en una idea bonita que ni siquiera entiendo.
Gracias Jordi.
Atender a los fenómenos y al que protagoniza esa atención…Y se abre el pecho.
Gracias, Jordi y Maju.