Yo debo mantener la conciencia clara de mí al máximo de lo que sea capaz (cosa que debe cultivarse habitualmente) y, entonces, observar qué ocurre cuando me pongo en contacto con una persona importante o con una situación importante. Si estoy atento, descubriré que, en el momento de enfrentar algo que califico de importante (por el concepto que sea), entonces yo me ausento de mi conciencia de mí para estar atento a la conciencia de lo otro (lo importante). Este es el problema, pues la conciencia tiende a este doble movimiento: cuando yo estoy muy consciente de mí, estoy ausente en un grado u otro de lo demás, y cuando estoy atento y consciente de algo exterior, entonces me ausento de mí.
Se trata, pues, de que yo cultive esa claridad de conciencia de mí mismo y que en el momento en que estoy frente a la persona o situación que para mí representa esa cualidad que admiro, que yo evite ese gesto de «ausentarme» psicológicamente de mí para atender sólo a lo otro.
Debo mantenerme consciente de mí, y manteniéndome así, he de abrir, relajar mi mente y mi afectividad, viendo al otro, mirando al otro, mirando lo que admiro. Las dos cosas simultáneamente: la conciencia de mí y la apertura mental afectiva a lo que admiro, en una conciencia global unificadora.
Éste es un entrenamiento necesario, no difícil, pero que hay que practicar deliberadamente, ya que habitualmente nuestra atención funciona de modo intermitente; unos momentos iluminando nuestro interior y en otros iluminando el exterior. Y nunca está iluminado por completo todo el panorama, todo el campo de la conciencia: se va de un sector al otro, aunque el desplazamiento se haga con rapidez.
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Se trata de no «cerrarse» al impacto de lo exterior, de no «filtrarlo» a través de la mente y de su censura, sino de abrirse totalmente. Entonces, la cualidad no se detendrá en estas zonas de la mente, sino que penetrará, produciendo una resonancia profunda (como un shock), y se actualizará en la propia conciencia instantáneamente. La actualización se produce matemáticamente, en relación exacta a la apertura de la conciencia y a la vez al grado de cualidad que se percibe en lo que llamamos exterior. Es exactamente esto lo que se actualiza; y se nota. Es una experiencia transformante. La persona nota dentro de sí una sensación extraordinaria, con una especie de escalofrío, porque se ha actualizado en la persona una cantidad de energía y un valor cualitativo que hasta el momento no estaban conectados con el yo- experiencia, sino con el sector en el que tenemos archivado lo que llamamos «mundo».
No se trata de «creer» que yo tengo aquella cualidad, no se trata de «hinchar» el yo-idea con fantasías, suposiciones o deseos. Se trata de abrirse directamente a la experiencia, de manejar cargas de energía y cualidades en el yo-experiencia. Se trata de vivir la realidad directa de las situaciones; la realidad de mí y la realidad inmediata de lo que percibo en el otro. Es el núcleo del yo-experiencia el que ha de funcionar: no unas ideas, unas teorías, unas interpretaciones. Es vivir el presente de un modo directo, inmediato, sin intermediarios, con la mente y el corazón abiertos. Es ofrecer nuestra vida totalmente como respuesta inmediata a la situación. Y esto producirá en nosotros una actualización interna de fuerza, de realidad, de seguridad, de paz; así recuperaremos poco a poco lo que ha sido siempre nuestro. Y también esto se traducirá en una posibilidad más auténtica de comprensión y comunicación con los demás.
Antonio Blay Fontcuberta. “Personalidad y niveles superiores de conciencia”. Pág 231. Editorial Indigo. 1991
«Es vivir el presente de un modo directo, inmediato, sin intermediarios, con la mente y el corazón abiertos»
Aquí no cabe el tedio, ni el juicio. Todo es nuevo, sorprendente.
Ayer tuve la suerte encontrarme a Jordi y Mª Pilar. No los vi a través de la pantalla, ni con un mail como intermediario. Fue en vivo y en directo.
Al escucharlos, hice este ejercicio que propone Blay . Fui más allá del juicio y pude contemplar de primera mano como se iluminaban sus ojos hablando de cosas del Trabajo y de ADCA.
Es sorprendente como Dios pone las cosas en sitio con algo tan sencillo como una conversación desde el corazón.
Apertura de mente y corazón. Gracias, Maju.