Distinguir emoción y sentimiento; aceptar y comprender

Pregunta de un alumno:

¿Las emociones te sacan de tu centro?

Respuesta de Blay.: Las emociones te sacan de tu centro, pero no el sentimiento. Emoción es una reacción que se produce en relación con algo, en cambio el sentimiento es algo que surge del fondo naturalmente. La emoción siempre es una reacción, una respuesta a algo, en cambio, el sentimiento es algo inherente a la persona y surge del fondo, el sentimiento te ayuda a centrarte, la emoción te ayuda a descentrarte.

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     Pregunta de un alumno: ¿Qué diferencia hay entre aceptación y comprensión?

     Respuesta de Blay: Aceptar es, por ejemplo: aquí y ahora tengo calor, entonces aceptar es darme cuenta de que tengo calor y decir: “bueno, es desagradable, pero está ahí y me relajo en el calor”, no resisto el calor, no estoy ofreciendo resistencia al calor, no estoy protestando, no estoy pretendiendo que no esté aquí, es la admisión de la realidad; por lo tanto, aceptar el sentir del calor con las molestias que esto pueda estar creando en mí, etc.

     Comprender es entender el significado de algo. Por ejemplo, si alguien te dice una cosa muy desagradable. Es entender no solamente que te dicen algo desagradable, sino entender lo desagradable, por qué es desagradable como idea y a la vez la razón que pueda tener el otro para decirte aquello. Es un aspecto, el comprender, más de tipo mental. Pero puede haber veces en que no puedas comprender, porque, a veces, actitudes de ciertas personas pueden ser totalmente irracionales, más que expresar una razón expresan un sentimiento, una emoción. Entonces simplemente aceptar que eso es así, ha sido así en ese momento, a fondo; aunque no llegues a una comprensión plena también vale.

     Es sobre todo esa actitud de no resistencia, de no oposición: aceptar vivir las cosas tal como son y aprender a dar una respuesta total a las cosas tal como son.

     Aceptar no quiere decir encontrar bien hecho algo que a lo mejor está mal hecho, aceptar quiere decir que yo vivo la realidad tal como en este momento se me presenta. Si yo ahora tengo un dolor de un tipo u otro, ese dolor es un hecho, yo acepto que ese dolor está ahí, y aceptarlo quiere decir que yo lo vivo a fondo. Ahora, no quiere decir que me quede pasivo frente a eso, lo vivo a fondo, pero desde mi fondo respondo, si hay algún medio para aliviar el dolor. Pero desde el fondo, primero se ha aceptado el hecho y luego viene la respuesta inteligente al hecho. En cambio, lo habitual suele ser: hay un dolor, enseguida crispación, crispación física y mental, y buscar solución o huir o protestar. Con ello estoy impidiendo que yo viva a fondo la cosa.

     Curiosamente, cuando yo me abro a la cosa desagradable, del fondo surge una capacidad de respuesta y a veces de curación, que parece milagrosa. Y no solamente es asimilación de lo desagradable, sino capacidad de curación. Por ejemplo, si haciendo una cosa os quemáis, si en el momento en que os quemáis en lugar de quejaros y correr a buscar lo que sea, realmente os abrís a la sensación de quemadura, permitiendo que el fondo, todo él, perciba aquella quemadura, instantáneamente; veréis que al cabo de un momento en que duele mucho, desaparece el dolor y desaparece incluso, muchas veces, la ampolla que se forma y el dolor que dura. Hay una capacidad de respuesta curativa instantánea, a condición de que se haga instantáneamente, lo ideal sería que te pillara ya estando abierto. Lo mismo ocurre con dolores de tipo psicológico y dolores físicos, y es nuestra resistencia a ello lo que impide que estén funcionando nuestros recursos profundos.

Antonio Blay Fontcuberta. “Curso de psicología de la autorrealización”. San Cugat del Vallés. 1985. Transcripción propia.