Al principio la persona ama sólo para ser amada. Busca al otro como un medio para sentirse feliz. Y este suele ser e amor al que se llama “amor”, pero que de amor tiene muy poco; es el amor egocentrado del niño, que en el niño es correcto, es natural –porque necesita afianzarse, crecer y estructurarse-, pero que ese mismo amor en una persona adulta es puro infantilismo. Por eso el amor está siempre condicionado a la respuesta que el otro me da, a que corresponda, o no, a mi amor; si se ama, si hace lo que yo quiero, yo le amo, pero cuando hace las cosas que no quiero o me incomoda, entonces yo dejo de amarlo. Es un amor que está totalmente condicionado, es un contrato: “Yo te amo a condición de que me hagas feliz; sin no me haces feliz, ya no te amo”; luego lo que busco es mi felicidad. Mirad si esto es así en la experiencia.
Más tarde se va aprendiendo a tomar conciencia de que el amor surge de uno y que uno ha de tomar activamente esta iniciativa de amar, con independencia de que el otro corresponda o no. Se descubre que el otro vale tanto como uno, que tiene tanto derecho a ser él mismo como lo tengo yo a ser yo mismo. Se aprende a amar al otro con indiferencia hacia su modo de ser y de hacer, y esto ya es un crecimiento grande en el amor. No espero nada, acepto que él sea distinto, acepto que su comportamiento no sea acorde con lo que yo deseo, o con el mío, o con mis modelos de buen funcionamiento.
Y luego, si se sigue amando y si se sigue expresando realmente, se va viendo que cada uno de nosotros somos formas de una sola cosa, que las formas separan, pero que detrás de las formas que separan –porque son diferentes- está lo que nos une profundamente que es la Unidad Esencial que somos en el fondo. Esa unidad que es pura Felicidad, que es pura visión y es puro Ser o Potencia. Por eso, cuanto más se ama, más uno va descubriendo el fondo, y cuanto más descubre el fondo más se realiza esa naturaleza esencial de donde surge el amor y el gozo, que es la pura Felicidad del Ser.
Antonio Blay Fontcuberta. “Despertar y sendero de realización. Una trayectoria personal”. Editorial sincronía. 2009. Barcelona.
Imagen: Cubierta del libro.
En el mail que recibo pone como título ?Qué nace en Navidad? Y el título del artículo de Blay es el amor. Lo que celebramos en Navidad es el amor? El nacimiento de Jesús se puede interpretar como el nacimiento del amor en el ser humano. Ese AMOR con mayúsculas que va madurando desde ese concepto infantil en el que amo para que me amen, y luego amo porque es mi esencia, mi naturaleza. Le podemos explicar a los niños que en Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, que simboliza el amor que es el ser humano, hacia todo lo que nos rodea. Seria esta una explicación correcta para mis hijas? Y por otro lado, entendi que el hijo era la inteligencia y el espíritu el amor, no sé si entendí mal.
Navidad significa nacimiento. Frente a tanta mediocridad, vale la pena reflexionar sobre qué o más bien quién nace. Respecto a lo de la trinidad, tienes razón, desde el p.v trinitario Jesús es el Verbo, la inteligencia, y el Amor es el Espíritu Santo. A mí me gusta pensar estos días en el Amor con mayúsculas