El Taller del Evangelio

Nuestro deseo de profundizar en la Realidad Esencial, ha propiciado que buscáramos referentes más directos de ella. Los evangelistas han dejado testimonio de la vida de Jesucristo, y en sus escritos hemos encontrado el Sujeto más central de nuestra cultura cristiana.

En nuestro día a día intentamos seguir las pautas de las directrices de Jesús, para poder superar las dificultades del camino espiritual. Es el trabajo de estar atentas a lo que nos sucede, y el compromiso de aplicar sus enseñanzas. La experiencia que tenemos, es que cuando se aplican estas, se pone todo en su sitio, y a partir de ahí se puede interactuar más auténticamente.

Es un verdadero placer continuar investigando y no quedarnos satisfechas con algún logro, porque ello nos llevaría al estancamiento, y a un posible declive hacia la rutina.

En cada logro hay que abrirse nuevamente. No hemos de dar carpetazo como si hubiésemos llegado porque en realidad, si se llega hay que partir otra vez. Hemos de observar continuadamente lo que requiera nuestra intervención, porque la misericordia consiste en acoger a todo lo que directa o indirectamente nos pide ayuda para ser rescatado. Dar lo que la Realidad Esencial pide. Poner siempre nuestro granito de arena en cada cosa que requiere una palabra, mirada o acto más verdadero.

Hay que remarcar, que el esfuerzo en el trabajo del Evangelio, suscita una verdadera comprensión espiritual, por el hecho de unir la esencia a nuestra existencia. Este ha sido el foco de atención, que hemos madurado.

En el próximo congreso de ADCA presentamos la parábola del buen samaritano en el marco del taller de interpretación del evangelio, según la línea de Blay.

En el Nuevo Testamento, encontramos la Parábola del Buen Samaritano narrada por el evangelista Lucas, y considerada como una de las parábolas más reveladoras del método didáctico de Jesús para transmitir mensajes.

Estos versículos representan un ejemplo magnífico que nos detalla las más comunes e importantes dificultades con las que podemos encontrarnos en nuestra andadura espiritual y que causan la fácil desconexión de un nivel de consciencia a otro mecánico con todo el proceso de sufrimiento que sigue al negar la esencia por dejarnos absorber en los miedos, ideales y conflictos del personaje.

Pero lo más relevante son las enseñanzas que nos da para salir de esta situación: Por una parte nos dice cómo superar una a una estas dificultades y, por otra, nos indica cómo contribuir en el mundo del que formamos parte de una forma consciente y positiva, al desvelarnos quién es nuestro prójimo.

Muestra que la fe debe manifestarse a través de las obras y presenta, sin ambigüedades, la noción experiencial de la misericordia.

La luz de esta Parábola de Jesús, junto a su contexto, nos invita a ponerla en práctica en nuestra realidad cotidiana.

Nosotras, como talleristas, al trabajar esta parábola, y bajo la conciencia que nos aporta, hemos aprendido la importancia que tiene:

• Cuestionar los prejuicios sociales por los que nos movemos, buscando en las enseñanzas de Jesús nuevos y más auténticos referentes.
• Investigar, buscar por nosotras mismas el camino de la autenticidad y, si es necesario, con el acompañamiento de un guía o maestro.
• Atender el sufrimiento, ajeno o propio, y considerarlo como una señal de desconexión del yo esencial.
• Observar lo que sucede sin dejarnos llevar por las ideas, hábitos, suposiciones, comodidad…en nuestras intervenciones en la vida.
• Abrirnos a las nuevas experiencias, considerándolas como un reto que puede beneficiar al conjunto.
• Poner siempre lo mejor de nosotras en aquello que hagamos.

Esperamos que el taller sea provechoso para todos!