Estas capacidades genéricas [inteligencia, energía y amor] se actualizan constantemente en contacto con un entorno que las estimula. Las cosas, las personas o las situaciones que tengo que comprender, apoyar o transformar aparecen en el exterior; y en esta actualización da lugar a la personalidad o yo-experiencia. La personalidad es el producto de un yo que se desarrolla en un entorno concreto y experimenta la realidad de una forma personal y única. Así como la identidad o yo genérico es común, la personalidad es individual y exclusiva. Esta es la razón por la cual resulta más adecuada para identificar a cada individuo y distinguirlo de los demás.
La vieja discusión acerca de si en la existencia de cada individuo es más relevante la herencia o el entorno se resuelve de inmediato cuando se advierte que la gerencia genética también es entorno: el primer entorno que encuentra la vida que se transmite a una nueva forma. Nadie elige el código genético que determinará su cuerpo físico, su carácter y sus inclinaciones; los genes le vienen impuestos por su entorno parental. Y sin embargo, el yo-experiencia no va a estar condicionado de manera absoluta por este código genético ni por las circunstancias en las que se desenvolverá su existencia, porque la respuesta a las mismas y el uso que el individuo hará de la herencia recibida es algo que sólo él puede decidir. Esta decisión suya es justamente la aplicación de su capacidad genérica de ver, amar y hacer a sus circunstancias concretas, natales y ambientales, pasadas y presentes.
O sea, que el yo-experiencia que en un momento determinado ha desarrollado el individuo no basta para identificarlo; so pena de considerarlo un mero producto de unas circunstancias. Es este momento es así, pero esto no determina cómo va a ser mañana y, por tanto, no lo define, sólo lo identifica socialmente.
Así que el yo-experiencia es el resultado, la materialización, del uso personal de la capacidad de ver, amar y hacer que realiza cada ser humano durante la existencia. Este uso le lleva a comprender determinados aspectos de la realidad que le rodea, a desarrollar una sensibilidad que le permite establecer una red de relaciones afectivas y sociales y a manejar determinadas habilidades que le permiten jugar un papel concreto en el ámbito colectivo en el que se desarrolla. El yo-experiencia es lo que yo he comprendido, integrado y realizado por mí mismo; es todo aquello que puedo llamar “mío”, incluyendo el cuerpo físico, el carácter psicológico y las inclinaciones que tengo. Desde el punto de vista del yo-experiencia, cada uno de nosotros es un ser único y exclusivo. El yo-experiencia es la razón suficiente de mi existencia; me identifica ante los demás y registra para mí mismo la actualización que he hecho del “yo-genérico” [inteligencia, energía, amor] y los resultados que esta actualización ha proporcionado. Lo que tienen en común estos actos y resultados es que han sido protagonizados por mí.
Jordi Sapés de Lema. “El concepto de Personaje en la línea de Antonio Blay”. Editorial Manuscritos. 2012.