El esfuerzo y el resultado en el trabajo

Con cierta frecuencia, todas aquellas personas que llevamos a cabo este trabajo interior nos encontramos con momentos en que nuestros esfuerzos en despertar, en profundizar en el centramiento, o en entender determinado texto de filosofía, por poner algunos ejemplos concretos, no dan los frutos que esperamos, y mucho menos cuando los esperamos. No hay manera de tomar conciencia de nosotros como sujeto al oír un despertador, los focos de energía, amor e inteligencia son como mucho algo muy difuso en algún lugar de nuestra espalda y no damos con una explicación apropiada a tal pregunta sobre tal filósofo.  

Nuestro esfuerzo es real, ponemos todo lo que buenamente estaba en nuestras manos, pero la cosa se queda ahí, sin apenas ningún fruto constatable que ni tan siquiera muestre un cierto respeto por nuestros desvelos. Esta situación con facilidad nos provoca una mayor o menor frustración, y a menudo concluimos no tan sólo que no nos sale nada ese día, sino que tampoco saldrá en un futuro, porque ese fracaso no es sino una muestra más de nuestra incapacidad para el trabajo y, en general, para cualquier cosa.

Sin embargo, nada está más lejos de la realidad, porque las cosas no son en absoluto como parecen. Como el futuro tiene a bien demostrarnos, al cabo de unos días de mantener con denuedo el trabajo en ese ejercicio, ya sea fruto de nuestra perseverancia o tozudez, o sea porque atendemos a los consejos que en este sentido nos da el receptor de nuestros escritos, descubrimos con sorpresa que, sin ninguna razón aparente, sin hacer ni más ni menos que otras veces, percibimos en nosotros un lugar donde somos capaces de vivir una gran paz y plenitud interior que, además, identificamos como propia, el eje que une nuestros tres focos toma forma con nitidez y es algo plenamente experimentable, o bien, en el tercer caso, la respuesta ante una cuestión relacionada con la teoría de las mónadas de Leibniz surge con claridad y nos aporta una nueva visión del mundo.

¿Por qué ocurre esto? ¿y por qué es este un patrón que se repite con asiduidad? Podemos apuntar varias razones, la primera es la constatación de que en todos estos ejercicios ponemos en marcha aspectos conscientes e inconscientes de nosotros mismos, los cuales tienen unos ciclos de activación y concienciación que no son para nada inmediatos, y cuyo periodo de maduración, que por fortuna no está al albur de nuestras urgencias, permite que se asienten en nosotros con mayor solidez. Por otra parte, esta dilación en el tiempo nos permite situar nuestro punto de partida inicial, identificar los aspectos a superar en nuestro proceso de desarrollo y percibir en nuestro interior qué partes de nosotros evolucionan realmente, y cómo. Además, este resultado que obtenemos, diferido pero real, y el modo como se produce, nos permite descubrir y asentar una gran fe y confianza en nuestras posibilidades, que ya no dependen del resultado que logremos de hoy para mañana, si no de la constatación de la fuerza interior que somos capaces de activar, y que, en su momento, obtiene su recompensa.

Cabe añadir que, una vez llegados a este punto, nos va a ser fácil deducir que esa fuerza interior que ahora ha sido capaz de derribar esa barrera que parecía insalvable, nos permitirá en el futuro superar otras dificultades relacionadas con nuestro desarrollo interior, o con cualquier otra cosa,  con la misma solvencia.

A partir de este texto, podemos reflexionar sobre las siguientes cuestiones

¿Nuestra vivencia con el trabajo ha seguido siempre las pautas que se plantean en el artículo ?

¿Nos ha ocurrido algo similar en otros ámbitos de nuestra vida? ¿Hemos obtenido al final los mismos resultados?

 

8 comentarios en “El esfuerzo y el resultado en el trabajo”

  1. Ya que este excelente artículo pide comentario, pues ahí va:
    El personaje ve las cosas que suceden desde su protagonismo: las cosas tienen que “pasarle”, ya que si solo “pasan” es como si no sucediera nada, o al menos, nada importante. Por eso desde esa perspectiva casi todo le resbala: los políticos, los periódicos, la Iglesia, la Bolsa, etc.
    Para intentar solucionar esto solo cabe cambiar la perspectiva, es decir, meterse dentro de lo que pasa, sentirse uno con los acontecimientos. Y para ello hay que “despertar”. Se que no digo nada nuevo, pero no ser decirlo de otra manera. Por experiencia sabemos que cuando despertamos el personaje se esfuma, y en ese nivel no hay nadie que haga cosas y a quien le pasen las cosas. Esto te libera totalmente, en el sentido de que te vacía completamente de prejuicios y entonces “ves”: y lo que ves es que la realidad está hecha de Energía, Amor y Sabiduría; y lo que ves es que todo fluye y tu con Todo, y lo que ves es que solo desde ahí puedes intentar influir en el mundo, y lo que ves es que desde ahí sí que somos importantes todos.
    Y desde luego nos importa un pimiento que nos toque o no la lotería. Ahora que sí nos toca bien venido sea.
    Un saludo a todos.

  2. Si, el personaje se entera de la Bolsa y de los políticos cuando le despiden del trabajo o le bajan el sueldo. Y entonces, le parece mal.
    Cuando estás despierto, te das cuenta de que tú formas parte de estas sociedad en la que ocurren estas cosas y en la que se eligen a estos políticos. Y ves que puedes intervenir en ella haciendo algo más que quejarte.
    Y si accedes al nivel de conciencia del Yo Esencial, ves que todo camina hacia la perfección,todo es Voluntad de Dios,en parte gracias al impulso que tú le estas dando.
    Gurdjieff dice que, en esta existencia, lo primero que hay que hacer es pagar por ella, retribuir con la inteligencia, el amor y la energía que eres el don que se te ha concedido de poderte expresar de una forma individual. Que la Vida que se ha invertido en ti no sea un desperdicio. Y a continuación, dice Gurdjieff, hay que ponerse a ayudar a Dios; porque ser Dios, es lo más difícil que hay en este mundo.

  3. Pues yo debo estar muy verde en todo esto, porque a mí casi todo me resbala; muchos acontecimientos, la política,crímenes…., y si estoy un poco despierta me resbala aún más. Veo como que todo forma parte de un proceso perfecto que inevitablemente debe pasar por numerosas fases, que a ojos del personaje son negativas e injustas; pero indudablemente necesarias para concluir en la perfección que son.
    Estando despierta nunca he visto que deba intervenir en ámbitos más amplios y supuestamente trascendentes que mi palpable alrededor, ni he sentido pretensiones de cambiar aspectos de la sociedad a mejor….será porque esa no es mi tarea.
    Estando despierta lo veo todo en su sitio, en el mejor sitio donde puede estar en el momento presente; y mi intervención en este mundo y de lo que me debo ocupar y sí siento mi obligación, es en insistir en el Trabajo, a aprender a encontrarme cómoda en ese esfuerzo que se me hace tan incómodo cuando no veo resultados palpables, como tan bien se explica en este artículo. Y a pesar de haber sentido esto bastantes veces en el Trabajo aún estoy en ese punto, aún he de tratar de persistir en el esfuerzo, en la constancia, en continuar con la misma voluntad cuando mi personaje piensa que nada le sale bien, ni los centramientos, ni los despertares, ni la vida…..
    Esa es mi tarea ahora, y prácticamente estoy empezando el camino, con lo cual no creo que pueda ser muy útil mi experiencia ni mis comentarios, pero solo por llevarle la contraria al personaje me he decidido a escribir.
    Y, aunque sigo echando a la lotería con ganas de que me toque, tengo la absoluta certeza de que la felicidad que ahora sé que soy, y el que la siga
    sintiendo,depende totalmente del Trabajo, de mi esfuerzo y constancia en él; y esta es la mejor lotería que me podía haber tocado, y ya me ha tocado!!!!

  4. Es que cuando se lleva la contraria al personaje de verdad, el yo esencial aflora con cierta facilidad. Tú le llevas la contraria al personaje en medio de las dificultades que él suele utilizar para justificarse y alimentarse; así que le estás dejando sin argumentos. Te doy las gracias por este testimonio: no sólo responde a este escrito sino a la mayoría de los que hemos publicado.

  5. Según mi vivencia, los resultados van apareciendo poco a poco y al cabo de algún tiempo, según las pautas que se menciionan en el artículo.
    Imagino que cada nuevo esfuerzo, cada nueva dedicación se va sumando a la anterior silenciosamente hasta que, de pronto, al abordar una situación en la vida, te encuentras a tí mismo mirándola con otros ojos y dándole una respuesta desde una conciencia más profunda de tií y de todo lo que te rodea.
    Entonces es cuando constato un resulado en el trabajo y me doy cuenta de que se ha producido un avance.

  6. Si, muy a menudo los progresos que obtenemos con el trabajo los integramos en nosotros con tal naturalidad que ni siquiera nos damos cuenta. Es como cuando tenemos un niño y, como lo vemos cada día, no nos damos cuenta de su crecimiento. Es al cabo de unos días, o semanas cuando, por ejemplo, vemos que no le entran los pantalones, que entonces nos lo miramos y descubrímos, con gran alegría (la misma que sentimos en nosotros con el trabajo), lo ”mayores“ que nos estamos haciendo. Y resulta que, como Susana, nuestra percepción del mundo es muy distinta, y podemos disfrutar de ella.
    Esto nos ayuda mucho, por una parte a perseverar con mucha más confianza en nuestros esfuerzos y, por otra, a ir viendo si notamos ya la punta de los zapatos, y lo bien que nos quedan.

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