Habemus Papam 

Los periódicos tanto en papel como en formato digital se están volcando estos días en el nuevo papa, tras la muerte de Francisco. Lo hacen así por el interés que suscita entre sus lectores, y la cantidad de visitas en sus páginas web.  Este hecho llama la atención en un mundo secularizado que nos ha convertido, como nos recordaba Álvaro Pombo, “entre influencers y mercachifles”.  

Ante la vulnerabilidad de la que nos hemos dado cuenta tras el apagón del día 28 de abril, y la inconsistencia de la sociedad líquida que define el sociólogo polaco Zygmunt Bauman; ante el derrumbe moral de las relaciones entre los estados y el progreso de una economía de guerra (como ejemplo, va ganando adeptos la locura de que, a más gasto en armas, más paz); ante el vergonzoso silencio de los poderes públicos y de las conciencias individuales frente al genocidio de Gaza, se hace necesaria la presencia de líderes que, a nivel global, planetario, levanten la voz, aporten criterio, señalen alguna salida.  

Quizá el interés en la Iglesia católica y la acogida dada por algunos hacia el papa León, responda a esta necesidad de encontrar una respuesta ante la desesperanza.  

Jordi Sapés, entre los epígrafes de su libro “El Evangelio interpretado desde la línea de Antonio Blay” (1), antes de que la situación mundial llegara a estos tensos límites en los que nos encontramos, trajo estas palabras del papa Francisco que vienen a cuenta en estos momentos: 

“Todos sabemos por experiencia que a veces una tarea no brinda las satisfacciones que desearíamos, los frutos son reducidos y los cambios son lentos, y uno tiene la tentación de cansarse. Sin embargo, no es lo mismo cuando uno baja momentáneamente los brazos, por cansancio, que cuando los baja definitivamente dominado por un descontento crónico, por una acedía que le seca el alma. Puede suceder que el corazón se canse de luchar porque en definitiva se busca a sí mismo en una carrera sedienta de reconocimientos, aplausos, premios, puestos… Entonces, uno no baja los brazos, pero ya no tiene garra, le falta resurrección. Así, el Evangelio, que es el mensaje más hermoso que tiene este mundo, queda sepultado debajo de muchas excusas”. (1) 

En la introducción de ese libro, Jordi escribe un poco más adelante: 

“Muchos consideran a este papa [Francisco] un accidente, una excepción que no tendrá continuidad. Nosotros pensamos que en el seno de la Iglesia ha aparecido una luz que tenemos que cuidar, acompañar y reforzar. Porque este papa se limita a decir en voz alta lo que predica el Evangelio. Así que, si al final resulta ser una excepción, es que el problema es muy gordo.” (1) 

Parece que quisiera, 5 años antes, mandarle un mensaje a León XIV.  

Y continúa, al final de esa introducción: 

“No pretendemos situarnos por encima de nadie ni perder el tiempo juzgando lo que aparece claramente como un fracaso colectivo. Simplemente, opinamos que las estructuras políticas y sociales que están configurando esta sociedad limitan y agreden nuestra realidad superior; así que, somos partidarios de iniciar el camino de la trascendencia superándola en clave de caridad. No estamos en contra del progreso científico-técnico ni de la experiencia mística capaz de proporcionar una felicidad imposible de vivir en este plano material, pero creemos que si «el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» fue para enseñarnos a atender a las personas concretas que tenemos al lado, aunque sea con un amor más pequeño, menos espectacular. Porque cada ser humano concreto representa, en su realidad personal, toda la esencia que es y toda la exclusividad con la que existe” (1) 

Ante tanto temor por el futuro, deseemos al nuevo obispo de Roma que tenga luz para ver, fuerza para hacer y corazón para transmitir. Y de esta manera se incorpore a sus funciones poniendo algo de claridad a la niebla que nos envuelve. La humanidad necesita confianza en sí misma y en su conciencia de libertad creadora, para continuar la historia, la evolución, en un mundo que está perdiendo el sentido y debe recuperarlo.  

(1) Jordi Sapés de Lema. “El Evangelio interpretado desde la línea de Antonio Blay”.  Boira editorial. 2020. 

Carlos Ribot Catalá. 

2 comentarios en “Habemus Papam ”

  1. Monica Casas Sitjas

    Carlos bonito escrito,

    Y confiemos en que León XIV haya llegado para continuar con la gran labor que hizo el Papa Francisco.
    Estoy contigo en: «deseemos al nuevo obispo de Roma que tenga luz para ver, fuerza para hacer y corazón para transmitir.»

    Muchas gracias

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