El interior determina el exterior

“Yo no puedo actuar nunca de un modo distinto al modelo que hay en mi conciencia. Mi conciencia es el patrón de comportamiento. Por esta razón, muchas personas no entienden por qué en la vida siempre tienen dificultades con unas determinadas personas o situaciones; actúan con buena voluntad, pero no saben por qué razón empieza a armarse el lío de siempre.

Si se rasca un poco, si se mira un poco, uno se da cuenta de que allí dentro hay un modelo de oposición. La persona no se preocupa de mirar su armazón interior, las estructuras concretas dentro de su conciencia, sino que quiere hacer una cosa, pero le sale otra. Esto significa que esta persona estará viviendo siempre los mismos problemas. Su vida será una repetición constante de las mismas dificultades, lo cual no hace nada más que convencerla de la razón que tiene para oponerse, para protestar, para lamentarse, sin darse cuenta  de que ella es quien está fabricando todo el proceso”

Extracto de: Despertar y sendero de realización. Una trayectoria personal.A. Blay. Editorial Indigo. 2010

 

4 comentarios en “El interior determina el exterior”

  1. Efectivamente. Me di cuenta de ello cuando en el trabajo una compañera que era muy gentil y dulce con los demás, cuando se relacionaba conmigo era un auténtico «callo» ¿Por qué es así conmigo, qué le he hecho yo, será..? Así una y otra vez. Cierto día hablando con otra compañera me comenta: «Emilia ,conmigo es muy tierna». Sí, cierto y lo veía, era amable, amorosa con todo el mundo menos conmigo. Un día dejé el victimismo de lado y me dije «Emilia, ¿qué estás poniendo tú en esa relación, qué hay en tus pensamientos cuando la ves, ? Y mira por donde que vi a una Emilia que no había visto antes. Cada vez que ella se acercaba mis pensamientos eran: «será tonta, qué se habrá creído, qué vestido más feo lleva, anda que el pelo….» Así cada vez que la veía y me di cuenta de lo que yo solita había cosechado. Empecé a cambiar mi relación con ella y ahora somos muy amigas. Es mi mejor confidente en mi trabajo y somos amigas.

  2. Sí, esto nos da un indicio de hasta qué punto nos movemos en un mundo irreal que nos hemos inventado. La labor de todo ser humano es perfeccionar su realidad aportando a ella su energía, su amor y su clarividencia, pero hemos confundido esto con estar en contra de lo que hay, como si el mundo fuera algo básicamente equivocado. Así que malgastamos nuestro amor en emociones negativas y nuestra inteligencia en una crítica destructiva constante y nos sentimos justificados con estas actitudes. Como si el mundo no fuera un lugar digno para cobijarnos. Y como si no hubiera más alternativa que estar a favor o en contra de la realidad.

    Por eso insistimos siempre en la falta de sentido de estos consejos que nos llaman a «aceptar» la realidad. ¿Quienes somos nosotros para no aceptarla?, ¿y qué realidad tenemos para poner en su lugar? No hay que aceptar la realidad, hay que tomar conciencia de que somos parte de ella y tenemos la capacidad de mejorarla. Sea como sea.

  3. Hola!
    Me parece que la experiencia que nos explica Emilia expresa muy bien la esencia de este fragmento de Blay, (o por lo menos, yo me siento bastante identificada) ya que a partir de que ella modifica su visión de la situación y por consiguiente su actuación sobre ella, lo que recibe del exterior es muchísimo más gratificante.
    Personalmente también he vivido situaciones parecidas en las que no acababa de entender la causa por la cual se me presentaban tan hostiles. Claro que también pensaba que la culpa era del exterior, ajena a mí, pero no por ello han sido menos dolorosas a la vez que muy poco fructíferas.
    Cuando he sido capaz de mirar el exterior con otros ojos, dejando de lado los prejuicios y movilizar mis capacidades para mejorar la situación, he podido disfrutar mucho más de situaciones cotidianas entre compañeros, amigos y familiares.
    Realmente vale la pena hacer este esfuerzo.

  4. Otra aplicación del texto de Blay que Rosa ha escogido para este mes lo podemos encontrar en las relaciones de pareja. Muchas veces oímos el comentario: “no tiene suerte con los hombres/mujeres”. Detrás de esta mala suerte lo que suele esconderse es una visión distorsionada de lo que debe ser una relación, y de cómo debe ser la otra persona. La repetición, con posibles variaciones, del mismo resultado final, da fe del intento constante y desafortunado de encontrar la persona que “encaje” en determinado esquema y que, por otra parte, le daría la razón respecto a anteriores fracasos ya que ésta sería “la persona adecuada”. Como consecuencia tendremos un cúmulo de frustraciones que se van acumulando, y que suelen causar mucha angustia a la persona en cuestión, la cual, ante el reto cada vez más dificultoso de afrontar la situación de forma clara y honesta, suele optar por quejarse amargamente de lo injusta que es la vida.

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