Introducción a la teoría y práctica del Trabajo de Antonio Blay

Se ha hecho famosa la frase con que Blay empezaba sus cursos: “No os tenéis que creer nada de lo que os diré porque os voy a dar también las instrucciones para comprobarlo por vosotros mismos”, así que en el camino de Blay la teoría y la práctica no se pueden deslindar una de otra. Y acabamos de realizar un Congreso que hemos subtitulado: “Práctica de la línea de Antonio Blay”, en el que hemos presentado frutos evidentes de este camino, conseguidos a través de un método estructurado que se revela efectivo y eficaz mediante un esfuerzo prolongado y tutelado por quienes lo han recorrido previamente. Así que la práctica que proponemos no se puede separar del trayecto ni se pueden utilizar para enriquecer esta clase de macedonias de diversos ejercicios que ahora están tan de moda.

Y es imprescindible presentar este viaje en seminarios de introducción porque el Trabajo no empieza desde dónde estamos. Lo primero que señala el Trabajo es que estamos dormidos, soñando una pesadilla en la que no somos nadie pero luchamos por llegar a ser, con la amenaza  constante del fracaso. ¿Qué podemos hacer desde ahí?: nada, absolutamente nada; solo existe una opción para tal pesadilla: despertar. Esta idea de no ser nadie es un error inducido en nuestra mente por un entorno infantil que nos quería importantes, famosos y poderosos; y que, por desgracia, consiguieron todo lo contrario: inducirnos un complejo de inferioridad e impotencia. Así que los supuestos ejercicios destinados a crecer para llegar a ser, lo único que incrementan es el error de partida, refuerzan el complejo y nos alejan todavía más de nuestra realidad. Porque ya somos, siempre hemos sido y no podemos dejar de ser.

Dado que impartimos también cursos de introducción, hay quien nos incluye en esta pléyade de taumaturgos vendedores de recetas; pero nosotros proponemos un cambio radical que empieza por el reconocimiento de un despropósito, de un trauma, que nos ha desorientado y nos está haciendo dar vueltas en un círculo vicioso. Es un proceso global que implica investigar nuestra personalidad, reforzar nuestra conciencia y sustituir una descripción de la realidad basada en prejuicios por la visión directa de la misma. No es algo que se pueda añadir a nuestra vida ordinaria, como un plus, es una revisión total de la existencia que se hace de una forma metódica y tutelada. Y esto requiere que los interesados conozcan no solo el proceso sino lo que este proceso significa en términos de esfuerzo y dedicación; así que no basta con dar una información superficial.

De hecho, lo que hacemos nosotros es concentrar en dos días lo que Blay explicaba en cinco, añadiendo un pequeño resumen de todos los ejercicios que hemos desarrollado para facilitar el camino experimental que él proponía. Y resaltando que autorrealización significa “realizar lo que yo soy”, no significa “hágaselo usted mismo”. Nuestra propuesta no se puede clasificar en el apartado de “autoayuda” aunque las librerías coloquen los libros de Blay en este apartado. Y conviene que nos tomemos más en serio la tarea de diferenciarnos de estos sectores.

La idea de que el esoterismo resulta útil, de entrada, para promover la espiritualidad, me parece cada vez más discutible. Tenemos la puerta abierta hacia otra dimensión trascendente que es maravillosa y, no sé si por ignorancia o por cobardía, nos dedicamos a colocar cuadritos en las paredes de la cárcel en la que nos hemos instalado.  A lo mejor tenemos que difundir la idea de que, para empezar el Trabajo, hay que contratar una empresa de mudanzas.