Lecciones del Congreso

El Congreso ha sido el mejor testimonio de que el Trabajo funciona, tanto por lo que allí hemos expuesto como por su propia ejecución, con un éxito difícil de superar. Sin embargo, este éxito no ha sido ninguna sorpresa sino el resultado lógico del esfuerzo que hemos realizado actualizando los tres potenciales. La propia visualización del proyecto: objetivos, sede, criterios de selección de los participantes, presupuestos…; el deseo de contar con todo el mundo, de no poner barreras ideológicas, de superar las diferencias, de tratar a todo el mundo con atención y cariño…. y el tiempo que hemos dedicado a todo esto, los obstáculos que hemos superado, la disposición de todos a colaborar en su difusión y la entrega final como voluntarios facilitando que todo haya fluido con tanta eficacia.

En términos teóricos hemos podido contemplar diferentes aproximaciones a las enseñanzas de Blay porque, como él decía, cada maestro enseña en función de lo que ha vivido personalmente. Esto nos ha dado la oportunidad de comparar y valorar especialmente nuestra versión del Trabajo. Y aquí quiero resaltar lo más nuestro: la atención particular, a cada uno, acompañándolo en su proceso personal, sin caer en la tentación de “comprender” las dificultades inherentes al personaje; dándole un empujón cada vez que la inercia del personaje intenta apoderase de él; intentando transmitir el rigor y la exigencia indispensables para superar esta inercia; animándolo a no conformarse con migajas y a continuar el camino buscando el objetivo final, que es la autorrealización.

En la presentación de mi ponencia se mencionó que, después de la marcha de Blay, una de las cuestiones que nos propusimos fue evitar que este camino se convirtiera en una ideología más, en otro argumento más para soñar despiertos: El Congreso, especialmente a través de las comunicaciones que habéis hecho y de los posters que habéis presentado, es una muestra clara de que hemos esquivado este peligro.

Podemos hablar de una aportación específica en el ámbito del Trabajo de Antonio Blay precisamente porque no hemos eludido el esfuerzo indispensable para vivir desde un nivel de conciencia superior al inicial. Esto nos ha impedido utilizar el concepto de personaje para darle la culpa de todo: “no he sido yo, ha sido el personaje”, “es que el personaje….”. También ha evitado que diéramos por sentado que sabíamos algo solo por haber leído un libro o haber repetido muchas veces una idea; hablando por ejemplo de “mi personaje”, ¡o de “mi yo esencial”!

Pero, sobre todo, nuestro Trabajo ha dado contenido, ha materializado el concepto de yo experiencia: porque hemos comprobado experimentalmente que nos podemos colocar en un nivel de conciencia distinto al ordinario del personaje; y por lo tanto hemos podido observar, comprender, desactivar y prescindir de este personaje. De nada sirve saber que se está viviendo en un error si uno no es capaz de falsearlo y superarlo. Y para ello, hay que recuperar el protagonismo que nos permite vivir desde la conciencia del Potencial como una herramienta a su servicio.  

A menudo se ha caído en el error de confundir el personaje con la personalidad y de considerarlo indispensable para la existencia. Este error se consolida presentando el Trabajo como un salto desde el personaje al ser esencial. Quizás no se diga explícitamente pero, en la práctica, no se hace el trabajo necesario para dejar atrás al personaje y, como consecuencia, se contempla la actualización del potencial, la actitud positiva, como una especie de heroicidad y sobreesfuerzo. Nosotros planteamos el Trabajo como una alternativa existencial que toma conciencia y corrige la distorsión causada por el personaje, para avanzar a continuación, desde la personalidad o yo experiencia, hacia la conciencia de nuestra realidad esencial.

Y en esta segunda etapa se nos aparece Dios como algo indispensable: sin la realidad del Ser todo lo demás se cae porque carece de sentido. Si no intuimos al Ser como sustento de toda la realidad, ¿qué más da una descripción que otra?

El Trabajo no empieza en el lugar donde nos encontramos inicialmente porque este lugar es falso, solo existe en nuestra mente. Para iniciar cualquier proceso de evolución real hay que abandonarlo: no se puede negar intelectualmente la realidad que percibimos y seguir actuando en base a las categorías mentales de costumbre. Pero la mente no abandona nada si no tiene un lugar alternativo al que referirse que pueda percibir como real: podemos presentar el Trabajo como una escalera que se pierde entre las nubes pero no tenemos más remedio que subirla peldaño a peldaño; y en cada escalón nos encontraremos las instrucciones necesarias para pisar el siguiente. Esto es la fe.    

6 comentarios en “Lecciones del Congreso”

  1. Gracias Jordi por tu dedicación a difundir el trabajo, por los consejos, por tanta sabiduria en cada charla. Es un placer!!!
    No puedo aportar mas de lo dicho del éxito del congreso, personalmente para mi, ha sido un curso intensivo.
    Gracias de vuevo¡¡¡

  2. La organización de este Congreso ha sido, como dice su lema, una gran práctica de la obra de Antonio Blay. Todo un ejemplo vivencial y experimental de como cuando se actúa desde los niveles superiores de conciencia los intereses personales o particulares son sustituidos por un Trabajar en equipo al unísono buscando la consecución de los objetivos establecidos. Objetivos que han sido cumplidos tanto en la difusión de la obra de Antonio Blay como en impulsar la asociación hacia unos nuevos horizontes; así que se avecinan proyectos muy ilusionantes que tendremos que atender con el mismo nivel de exigencia con el que se ha organizado el congreso.

    La conclusión final es que este congreso ha sido toda una bendición para la familia ADCA; y seguimos…

  3. “Cada maestro enseña en función de lo que ha vivido personalmente”. Esta frase la encuentro muy acertada. Me anima a agradecer a todos los que han organizado y colaborado en el Congreso, y confirmo en verlo como una obra fruto del Trabajo inspirado principalmente en Antonio Blay. La investigación que has impartido e impartes, se ha substanciado en este proyecto entre otros, quizá menos conocidos o visibles pero también importantes. Reconocer el tesón incansable, la profundidad consciente y el permanente y sutil rigor que expresas en la elaboración de todos los trabajos.

  4. Me sumo a las felicitaciones y agradecimientos expresados en los comentarios anteriores. También al entusiasmo con el que se augura nuevos y prometedores proyectos a la Asociación.

    Del artículo quiero resaltar la frase … “Esto nos ha dado la oportunidad de comparar y valorar especialmente nuestra versión del Trabajo”.
    Y, naturalmente, sentirnos muy orgullosos de ella, … yo añadiría…

    Las lecciones que nos ha mostrado el Congreso, haciéndonos más conscientes de lo que hacemos y dónde estamos, son un nuevo estímulo y alimento para seguir subiendo peldaños en la escalera del Trabajo.

  5. Este Congreso ha sido la constatación de que cuando actúas como vehículo de lo Superior toda obra que llevas a cabo se materializa de la mejor manera posible estando el éxito (de la manera que sea) asegurado. Gracias a todos/as por hacerlo posible.

  6. El Congreso ha sido un éxito. Lo hemos visto en la alegría de la gente y en la atmósfera que se vivía. Emilio Carrillo y su mujer me lo decían cuando me los presentaron antes de su ponencia: se respira un buen ambiente. Eso para mí es la constatación de que los niveles superiores de conciencia se viven de manera individual y colectiva. Gracias a todos por el esfuerzo.
    Me gusta mucho la metáfora de J Sapés sobre el Trabajo. Nos descubre que él, como todos los demás, subimos por una escalera en la que sólo conoces cómo ir al siguiente peldaño cuando has transitado los anteriores. Y que andamos por ella con esa seguridad. Porque la fe no la creemos, la experimentamos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio