Naturalidad

¿Quiere decir esto que ante las personas hemos de tener una actitud idealizada, mística? No; simplemente, ante las personas nuestra actitud debe ser natural, sencilla. Pero ante nosotros mismos hemos de estar muy despiertos y presentes, y totalmente receptivos ante la Presencia de Dios en nosotros. Y permaneciendo receptivos hemos de expresarnos con naturalidad, con espontaneidad. Esta espontaneidad puede conducirme en ocasiones a defender un punto de vista, a ejercer una acción o una presión, a luchar si es preciso; pero no porque yo estoy defendiendo algo -mi idea personal, mi gusto personal o mi miedo personal-, sino porque Dios se expresa en mí a través de mi modo de ser.

Yo no defiendo nada mío, sino que dejo que Dios se exprese de un modo múltiple: a través de una expresión gozosa, o de una expresión combativa, a veces de una manera más fría, más controlada, o más eufórica, o alegre; del modo que sea. No soy yo quien elige el modo; una vez me entrego a esta Presencia, dejo que ella dirija mi vida.

Es natural que yo todavía no haya conseguido esta entrega absoluta, que esté interfiriendo en esta acción de Dios en mí; es natural y no tiene importancia. Sobre todo, no nos recriminemos, no estemos pendientes de si lo hacemos bien o mal, dejemos de preocuparnos por nosotros habiendo algo mucho más grande en que interesarnos, pues cada vez que pensamos en nosotros -aunque sea con la idea del bien y de mejorar- estamos haciéndolo mal. Cuando más pronto nos olvidemos de nuestra perfección, de nuestro bien, para abrirnos al Bien, a la Perfección, más pronto habremos eliminado todos los problemas y funcionaremos mejor.

Por lo tanto, no nos preocupemos de nuestros altibajos; siempre que nos preocupamos por nosotros, regresamos, descendemos. Dios es lo único que vale la pena de ser pensado y vivido en todo momento. Y en Dios vivirlo todo; desde este punto alto -por encima de la cabeza y atrás-, centrándonos ahí, vivirlo todo, lo que vivo en mi nombre y todas las circunstancias que me rodean. Eso no es vivir en las nubes, es aprender a unir el cielo y la tierra porque ésa es nuestra misión.

La consigna es vivir en esta conciencia amplia, vivir este misticismo experimental lo más elevado posible, y a la vez mantener una total sencillez y un gran sentido de realismo ante toda situación. Lo único que cambia es el centro de gravedad; antes yo me apoyaba en la conciencia de mí, en mis derechos, mis deseos, mis voluntades. Ahora he descubierto que el verdadero centro de mí es lo que llamo Dios; y al trasladar este centro de gravedad de la noción de mí a la noción de Dios, entonces quedo todo yo disponible para vivir con simplicidad todas las cosas de la vida diaria.

Nadie debería notar que estoy viviendo esto; mi sencillez y mi naturalidad deben ser totales, porque si creo que debo hacer algo especial al vivir esto, entonces ya estoy interponiendo algo. Cuando yo hago algo para conservar o aumentar un «estado» o sensación, ya estoy interfiriendo. La sencillez es la marca de fábrica de la espiritualidad real.

Cuando aprendemos a no preocuparnos por nosotros y a descubrir la plenitud, la realidad, la felicidad, en esta Presencia constante, en el Ser, entonces nos convertiremos en mensajeros del gozo, de la alegría, del buen humor, y también en estímulo para el esfuerzo. Ya no estaremos buscando la satisfacción a través de los demás ni pendientes de sus opiniones, ya no seremos esclavos de los otros, y por eso podremos ser naturales, auténticos. Podré expresar amor porque no habrá temor, podré expresar verdad porque no habré de ocultar nada de mí, podré expresar fuerza porque no estaré reteniendo para mí las energías.
  
  
Antonio Blay
Personalidad y niveles superiores de conciencia

5 comentarios en “Naturalidad”

  1. Pienso que este artículo recoge una importante clave que nos puede servir para saber si estamos viviendo una espiritualidad real o nos estamos perdiendo en destellos cegadores que nos impiden poner los pies en la tierra.

    Lo resumiría citando a Blay: “la sencillez es la marca de fábrica de la espiritualidad real“.

    Gracias Laura por compartirlo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio