Nuestra noción de realidad

Hola.

Para este mes de septiembre os propongo un texto del libro La realidad, en el que Antonio Blay nos plantea un tema que a primera vista nos puede descolocar un poco: ¿Qué es, para nosotros, la realidad?  ¿Cómo se conforma nuestra noción de realidad? Las reflexiones que Blay nos propone con sus palabras, como siempre, van más allá de una especulación teórica y aporta una vertiente operativa muy importante.

Tras la sorpresa inicial que nos puede sobrevenir al leer este texto, nos podemos plantear, entre otras, las siguientes preguntas.

Si queremos poner en práctica  esta visión de la realidad que nos propone Antonio, ¿por dónde creéis que tenemos que empezar?

Si alguien tiene la experiencia de haber trasladado su noción de realidad desde las cosas de fuera a sí mismo; por favor, que nos haga partícipes de la misma.

¿Significa esto que las cosas de fuera dejan de ser reales?  

 Espero que os guste, y que os animéis a comentar todos sus matices.

Hasta pronto.

Jordi.

 

«Podríamos decir que el nudo del problema se sitúa en donde yo estoy poniendo mi noción de realidad. Según nuestra noción particular de realidad, «realidad» significa lo que para nosotros es real. Y en este caso, es sinónimo de lo que para nosotros es importante. Allí donde yo pongo mi noción de realidad, allí se produce lo que para mí pasa a ser de importancia.

Pero mi noción de realidad es móvil. Ahora estamos aquí y, naturalmente, para vosotros lo real es esta situación que estáis viviendo: estamos reunidos en esta sala, yo que estoy hablando, lo que estoy diciendo; esto es lo real. Pero dentro de una o dos horas lo real será la calle, el tráfico, la circulación, el no tropezar, no ser atropellado; y dentro de otro rato será la cena, la familia, y aquello será lo real. Y lo que antes era real pasa a ser un recuerdo; y por ello, menos real. Es decir, constantemente estamos viviendo unas cosas como lo real, pero luego pasan a serlo menos (o incluso a desaparecer de nuestra conciencia).

Ahora, yo me pregunto: ¿realmente estamos viviendo la realidad de las cosas, o es que estamos viviendo nuestra noción de realidad puesta en cada cosa que tenemos delante? Si yo viviera la realidad de las cosas, las cosas seguirían siendo reales, aunque fueran de ayer o de más tarde, porque la realidad en sí misma de las cosas no cambia. Cuando para mí una cosa es muy importante, es lo más real en un momento dado, y en el momento siguiente pasa a ser otra cosa y luego otra cosa, esto me hace ver que no es la realidad de la cosa lo que veo, sino que es la realidad que hay en mí, y que yo la estoy prestando a la cosa.

¿Qué pasaría si yo aprendiese a vivir directamente esa noción de realidad, no allí donde mecánicamente la estoy poniendo sino realmente donde está? Pues que las cosas dejarían de ser problema para mí, dejarían de ser objeto de deseo y objeto de temor.

¿Por qué una cosa me inspira un gran deseo? Porque veo en la cosa más realidad que en mí. ¿Por qué una cosa me produce temor? Porque veo en la cosa una mayor fuerza o realidad (hostil en este caso) que en mí. Pero si la realidad de la cosa yo la vivo en mí (porque es mía), entonces aquella cosa deja de producirme miedo.

Así, para mí es real aquello en lo que yo pongo mi noción de realidad: porque como yo ahora estoy viviendo esta realidad en mis imágenes mentales y en mi fabricación de ideas, así, las imágenes mentales y las ideas son para mí lo real. Y por eso me seducen y voy tras ellas, por eso me dominan, y por eso yo estoy supeditado a ellas. Pero si yo pudiera vivir esta noción de realidad, no aquí, en mi frente, con cada fenómeno que se produce en mi mente, sino donde realmente está, que es en mi centro, entonces yo podría vivir todo sin dejarme aprisionar por nada, sintiéndome como mínimo con la misma fuerza que tiene cada objeto. Así, se hace evidente la absoluta necesidad de que yo aprenda a descubrir esta realidad en mi centro.

Cuando antes decía que yo soy esta totalidad en un plano más profundo o más elevado, el problema que se plantea es ¿en qué medida eso para mí es real? Porque en la medida en que mi realidad siga siendo mi conciencia mental habitual, no viviré en mi realidad central. Podrá ser una idea muy bonita, quizá algo deseable, o cualitativamente importante, pero no será para mí ninguna realidad operativa. El trabajo consiste en trasladar mi noción de realidad desde donde está funcionando habitualmente hasta allí donde realmente está, donde Es.»

Extracto de: La Realidad.Curso de profundización y Diálogos. A. Blay. Editorial Índigo 1994)

 

3 comentarios en “Nuestra noción de realidad”

  1. Llega un momento en la vida en el que te preguntas cuál es la verdad, la verdad de VERDAD, porque eso de que hay tantas verdades como cabezas pensantes y todas son reales no convence, muchas interpretaciones sí, pero todos hemos experimentado que lo que en un momento de tu vida ves como verdad absoluta, luego deja de serlo y es sustituida por otra supuesta verdad, pero uno sabe en el fondo, que verdad ha de haber una, una verdad REAL, siempre la misma, una que siempre ES la que ES, te la creas o no, o mejor dicho, la veas o no, porque si la vés, la crees, la sabes; la verdad está ahí, ES, solo hay que quererla ver, y de hecho cuando la ves es como un redescubrirla, como recordar que tú eso ya lo sabías, no se aprende ni se piensa, se ve, de repente la ves; y dices, si siempre ha estado ahí, y yo ya lo sabía……
    Y para mí VERDAD es sinónimo de REALIDAD. Y la REALIDAD es la VERDAD, lo que siempre ES, lo que es inmutable, inalterable, no depende de nada para ser lo que ES, no puede cambiar, ni dejar de SER, siempre es la misma, por sí misma. Por lo tanto, lo único real es lo que soy , lo que ES, el SER que hay en todo, DIOS.
    Y esto se siente claramente , al menos a mí así me ha sucedido siempre, cuando te acontecen cosas en la vida que sientes como terribles, viviendo en el personaje claro está, y te llenas de angustia y de desesperación, y algo dentro de ti te dice, bueno, si yo sigo siendo yo igual, y te percibes intacto, igual de íntegro, igual de tú, y dices, pues entonces esto en verdad no tiene nada que ver conmigo, porque lo que soy yo realmente no se ha visto alterado en lo más mínimo, con lo cual esto no puede ser real, y te percibes como algo totalmente a parte de todo aquello; y llegas a sentir hasta alivio, porque ves que lo queda detrás de todo eso eres tú, lo que ERES; y llega que a ser hasta una liberación vivir tales situaciones extremas para darte cuenta que lo que queda eres tú y que lo que realmente ES, jamás se ve afectado ni modificado, y luego puedes demorarlo lo que quieras, pero ya pierdes toda esperanza de felicidad que provenga del exterior, de lo cambiante, de lo no real, y sabes que solo verás lo real desde lo que eres.
    Y cada vez te afecta todo menos, no varía tan a la ligera tu noción de realidad al son de las circunstancias e intereses. Y lo único que te garantiza tener cierta noción de la REALIDAD, es estar despierto.

  2. Muy buenas!

    Me considero muy afortunado por la evidencia que ha llegado a mi vida este año: en nosotros hay una capacidad de ver lo que no somos. Tras muchos años de dolor y tristeza provocados por una falta de luz, una ceguera severa pero necesaria, la vida me está regalando un VER gozoso. Nunca me había preguntado a mí mismo de corazón, nunca había mirado la causa real de mi sufrimiento. Y todo ello porque consideraba evidente que tenía que llegar a ser muy seguro de mí mismo, muy querido por todos y muy inteligente. Mi noción de la realidad la estaba poniendo en estas ideas e intepretaciones de mi mente, condicionando mi valía a la aceptación de los demás, a los éxitos y fracasos de mi actuación: «Si no me quieren o saludan es porque no valgo». «Esto que hecho confirma que soy inferior».

    Sinceramente, me embarqué en el trabajo interior para mejorarme, para pulir mis defectos: «A mí no debería sucederme esto, soy defectuoso». ¡Qué maravilloso tortazo de la vida, al darme cuenta del error! Ninguna idea, logro o amor del otro es sujeto de la Inteligencia, Amor y Vida que se expresan en mí, que resuenan en mí. He estado mirando y poniendo toda mi verdad, seguridad y valía en supuestos grabados a fuego en mi corazón y aparentemente incuestionables. El simple hecho de preguntarme y evidenciar por mí mismo que estas exigencias e interpretaciones no son verdad, han provocado en mí un gozo y un cambio de mi noción de realidad. Aún más, me atrevo a decir que la intuición incipiente de la que VIDA respira en mí, el AMOR ama en mí y la INTELIGENCIA ven en mí están haciendo que ya no me sienta sólo y abandonado como antes. Es una invitación a «dejar paso» en lugar de conseguir alcanzar. Es un cambio de rumbo y una confianza en algo superior partiendo desde las situaciones más elementales de mi día a día. Incluso el sufrimiento y las pequeñas tragedías las concibo ahora como un regalo en el sentido de que aquello que está más arriba me lo está señalando como error. Cada vez más veo que la humildad y la falta de ego nacen de este traslado de noción de realidad. Siento una enorme gratitud y veo ahora que mi vida no ha sido incorrecta. Simplemente no había encendido la luz

    Un abrazo a todos,
    David

  3. Sí, como dices en el primer párrafo, David, intentar arreglar nuestros problemas desde el nivel de conciencia que los creo suele ser una fuente de disgustos, como venía a decir Einstein. Si creemos que seremos cuando lleguemos a ser, fíjate que todo en futuro, no sabemos lo que somos. Porque, y haciendo referencia a tu primera frase, diría que en nosotros hay una capacidad para ver lo que realmente somos una vez encendemos la luz.
    Y Blay nos da la herramienta para movernos con propiedad entre lo fenoménico y lo real: la atención, el ponerla en nosotros y, así, estar despiertos, como dice Susana. Porque sólo despierto puedes ver esto que ha vivido y que tan bien relata, y que permite distinguir lo circunstancial de lo inmutable. Y, la verdad, en según qué cosas, saber que no hace falta pedírselas a nadie ni a nada te da acceso a una operatividad tremenda.

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