Todas las personas que hacemos el Trabajo experimentamos un progreso palpable en muchos aspectos de nuestras vidas: nuestra capacidad para tratar las circunstancias que nuestro entorno nos presentaba, un mayor reconocimiento y vivencia de nuestra realidad esencial, y así podríamos seguir desplegando un abanico que sería bastante amplio.
En buena parte de estos progresos es muy probable que, en un momento dado, tenga lugar algo parecido a un choque entre una realidad que hasta ese momento se nos presenta como inamovible y, por otra parte, nuestra voluntad de trascenderla, de ir más allá para vivirla de una manera diferente a la habitual, algo que en aquel momento vemos que debemos hacer y nos vemos con las fuerzas suficientes para hacerlo.
Y, básicamente, traspasamos esa circunstancia al añadir elementos nuevos de nosotros mismos que hasta entonces no habíamos utilizado, muchas veces sin tener del todo claro que están a nuestro alcance. Sin embargo, al trabajar ese tema, o esa situación, esa determinación que nos ha llevado hasta ahí se revela adecuada, y conseguimos no solo superar ese escollo, si no reconocer en nosotros esas nuevas fuerzas o capacidades, de modo que las podemos asumir e integrar en esa y cualquier otra circunstancia de nuestra vida en la que consideremos que es conveniente utilizar. A modo de ejemplo concreto, todas las personas que asistimos por primera vez al taller del inconsciente energético (cualquier taller serviría, pero éste, al ser el inicial, y por su impacto, merece ser destacado) afrontamos determinados aspectos de nuestra vida que por una parte teníamos claro que eran importantes pero que, al mismo tiempo, no sabíamos a veces ni por donde coger. Sin embargo, al hacer el taller, la actualización de energías, de emociones, y la comprensión que hacíamos de todo lo que allí sucedía, representaron para muchos de nosotros, por no decir todos, un antes y un después en el Trabajo, y en nuestras vidas.
Porque, cuando se abre una puerta, y se entra en esa habitación que hasta ahora era desconocida para nosotros, resulta que siempre podemos encontrar un cajón con nuevas llaves, y seguir abriendo puertas, y por tanto progresar o, por decirlo de forma más adecuada para el Trabajo que hacemos, actualizarnos.
En un principio el choque consiste en poner en marcha las capacidades que tenemos menos desarrolladas en la experiencia. Esto requiere un grado de conciencia: saber que hemos de equilibrar el potencial expresado y evitar los sesgos.
Aparece una dificultad y ésta es el indicio de que la expresión es incompleta, o que hay que renovarla. Conscientes de ello suponemos o intuimos qué capacidad debemos expresar. Una vez superado el problema y percibida la capacidad que se ha manifestado en su resolución, uno es más capaz de activarse en nuevas situaciones que la requieran, porque es más consciente.
Al poner atención a lo que nos presenta la vida, nos damos cuenta de que muchas veces hay que desarrollar precisamente, la capacidad que teníamos por más lograda en nuestra experiencia. Y es que no se trata de tener, de haber llegado a una meta, sino de ser. La vida es dinámica y abierta, y las capacidades deben estar a disposición de lo que nos pide ésta. A veces la expresión puede ser muy sutil: sólo con cambiar la actitud interna, nos comunicamos a través del gesto subliminal, y la situación se muestra más fácil o bien se transforma. Parece un milagro, pero es que no hemos visto que emitíamos señales y que éstas eran captadas. Hemos abierto una puerta que permite la circulación y la creatividad. Hemos dejado actuar al amor, la inteligencia y la energía, que son la expresión de la presencia, y que tarde o temprano comprenderemos que actúan al unísono. Por ejemplo, cuando ponemos amor, atendemos al cuidado (inteligencia afectiva), y cómo lo actuamos (inteligencia energética). Si expresamos fuerza, podemos captar el grado de presión que requiere su aplicación (empatía o inteligencia emotiva) y la cantidad de esfuerzo que ponemos en la ejecución (inteligencia energética). Cuando ponemos inteligencia, podemos percibir el sentimiento de comprensión (inteligencia afectiva) y la sensación de seguridad que nos da entender (inteligencia energética).
En el acento a lo que actualizamos con prioridad, porque andamos algo carentes de ello, o porque la vida nos insta a renovarlo, está el conocimiento más concreto, el sabor más vivo de la substancia de un determinado potencial.
Si vas actualizando esas capacidades medio dormido tb sirve no? es decir uno puede mirar y ver algo que debe actaulizar, una capacidad, y tomando un estimulo del exterior , buscado o no, lo afronta dando una respuesta…no huyendo etc, pero al no estar despierto 100% o al no haber limpiado el incosciente la respuesta no es autentica..tiene en poco o mucho contaminación de habitos..etc..Pero eso tb sirve no? aunque sea un circuito casi cerrado tb actualiza no? porque sino me quedaria paralizado hasta esperar a despertar y haber limpiado todo el inconsciente, cosa que creo es tarea de muchos años. Dicho de otro modo, el trabajo ya en sus primeras fases conjuga el ir descubriendo al personaje, aprendiendo a ver, a despertar y en adoptar la actitud positiva que dice Blay.
Sí, claro que sirve, de hecho es la única manera en la que puede hacerlo, porque para dar un paso en una dirección indefectiblemente lo tienes que dar desde donde estás. El camino de autorrealización parte de tu realidad, sea la que sea, para proponerte una actualización consciente del potencial que eres desde tu universo actual y, siempre que exista, esta actualización te sitúa en un lugar diferente del que estabas cuando recibiste el estímulo. Y es desde ahí, y al llegar ahí, desde donde acoges otros estímulos y das otras respuestas acordes con tu visión renovada de las cosas. Ese es el proceso.
Esperar a despertar y a tener limpio el inconsciente para actualizar el potencial, no tan sólo te bloquea, sino que te impide cualquier posibilidad de desbloqueo, por que es precisamente dando pasos en la actualización de tu potencial como llegas a despertar y a limpiar el inconsciente, entre otras cosas. Y esos pasos, tanto da si son cortos o largos porque son los tuyos.
Jordi, gracias porque me ·desbloqueas» en parte algo que tenia ahi..Cuesta eso que dicen de no convertir esto en una carrera en plan fracaso /exito, mejor /peor, cuesta no convertir esto en un supermodelo; sobretodo cuando vas actualizando cosas, vas viviendo mas en la tierra y menos en la mente, a veces tengo la duda de si estoy tratando de cambiar y ser otro, en vez de ser autenticamente yo…
Ser auténticamente yo, es un cambio que requiere estar despierto. El cambio es de dormido a despierto. La duda siempre viene del pensamiento. O se está en el yo real que confiere las capacidades y permite ponerlas en actos conscientemente y sin lastre, es decir, sin pensar si se triunfa o se fracasa, o se está en el yo pensado, al que llamamos personaje con su peculiar grabación. El primero es un estado de conciencia despierto. El segundo un estado de conciencia dormido. El pensamiento de superposición, experimentado como otro yo, es el recuerdo de ambos modos de conciencia, y por lo tanto no es real.
Intentemos situarnos en presente. O se está en el presente consciente, o uno cae en la inercia del pasado arrastrado por la fuerza de los recuerdos grabados. El presente consciente aporta una experiencia real y viva, mientras que el recuerdo es siempre del pasado y carece del vigor y la brillantez que da la actualidad consciente. ¿Quién eres?
Sólo podemos ser el que está despierto. Todo lo demás lo estamos imaginando.