Seminario del Evangelio. Juan. 8, 31-47

Santa María de Vico. Imagen propia

A continuación dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: “Si aceptáis mi mensaje seréis realmente discípulos míos y llegaréis a conocer la verdad, y la verdad os hará libres” “Somos descendientes de Abraham”, le respondieron, “y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Qué quieres decir con eso de ‘llegaréis a ser libres’?” Jesús repuso: “Os lo digo muy de veras, el que comete un pecado es esclavo, y el esclavo no es miembro permanente de la casa, como lo es el hijo. Así que, si el Hijo os hace libres, seréis hombres verdaderamente libres. Ya sé que sois descendientes de Abraham, pero intentáis matarme porque mi mensaje no encuentra lugar en vosotros. Yo hablo del Padre por experiencia personal, mientras vosotros solo hacéis lo que habéis oído de vuestro padre.” “¡Abraham es nuestro padre!”, le replicaron. “Si fuerais hijos de Abraham”, les dijo Jesús, “haríais las obra de Abraham. Pero en cambio estáis tratando de matarme, a mí que os he dicho la verdad que he oído de Dios. Abraham no hizo eso. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.”  “No hemos nacido ilegítimamente”, protestaron ellos,” ¡Tenemos un solo Padre, Dios!” Jesús les dijo: “Si Dios fuera vuestro Padre me querríais a mí, pues yo he salido y vengo de Dios. No he venido por mi propia cuenta sino que Él me ha enviado. ¿Cómo es que no recordáis mi modo de hablar? Es porque no sois capaces de hacer caso de mi mensaje. Tenéis al Diablo por padre y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él ha sido homicida desde el principio y nunca se ha mantenido en la verdad, porque la verdad le es ajena. Cuando dice la mentira habla su propio lenguaje, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a mí, como digo la verdad, no me creéis. El que pertenece a Dios atiende a las palabras de Dios. El hecho mismo de que no me hagáis caso prueba que no pertenecéis a Dios.”

 Traducción al lenguaje del Trabajo espiritual en la línea de Antonio Blay

Consejos a los que se consideran en el camino del Trabajo espiritual:

     Si buscamos la esencia y aplicamos las indicaciones del Trabajo, descubriremos que somos capacidad de ver y este descubrimiento nos permitirá tomar decisiones reales.

     A veces creemos que por el hecho de habernos apuntado al Trabajo, ya nos hemos librado de la mecanicidad y pensamos que ya estamos contemplando la realidad.

     Sin embargo, si seguimos dormidos, es decir, desorientados, estaremos forzosamente en manos de la mecanicidad. El que está sujeto a la mecanicidad no es dueño de su personalidad, sólo es amo de si mismo el que se vive desde la esencia. Por lo tanto, sólo podemos recuperar nuestra libertad si nos viene de la esencia. Cristo, en su doble condición de hombre y Dios, nos devuelve la conciencia de nuestra naturaleza esencial.

     Podemos estar en el Trabajo espiritual y, sin embargo, ignorar la esencia. Esto significa desvirtuar el Trabajo y sucede porque hay indicaciones del mismo que en la práctica son incompatibles con nuestra forma de vivir.

     Una cosa es experimentar a Dios y otra es hablar de Dios porque lo hemos leído o escuchado.

     Podemos estar teóricamente en el Trabajo y no ponerlo en práctica, sólo hablar del método. En este caso, el Trabajo espiritual se desvirtúa, se convierte en una ideología más, compatible con seguir actuando en base a los patrones del sistema social que ampara la mecanicidad.

     Creemos que hemos abandonado el personaje porque hablamos del Trabajo pero seguimos viviendo como de costumbre. No nos implicamos a fondo ni con la intensidad necesaria para situarnos en el nivel de conciencia superior que nos permite recibir la luz y, en consecuencia, la libertad. Si lo hiciéramos, no tendríamos dificultades para actuar siguiendo el camino que Cristo nos muestra en el Evangelio.

     Seguimos en el personaje persiguiendo los intereses del modelo. El personaje nos ha desconectado del fondo y nos ha llevado a ignorar el potencial que somos. Creemos que no somos nadie, que no valemos y que no podemos. Todo esto es falso pero consigue apoderarse de nuestra mente y considerar utópico el mensaje de lo Superior. Así percibimos el mensaje fundamental de Cristo: de amarnos los unos a los otros, sin esperar recompensa, como algo muy bonito, pero imposible de llevar a cabo.

     El hecho mismo de que no vivamos así, demuestra que no estamos realmente siguiendo las indicaciones del Trabajo espiritual.

Parte de las conclusiones sobre este texto de Juan. Seminario del Evangelio, 13 al 15 de octubre 2023. Monasterio cisterciense de Santa María de Vico. Arnedo, La Rioja.

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