La sencillez del niño que una vez había sido

La mayor parte de nuestros pensamientos, emociones y acciones se produce en un nivel subconsciente  que no percibimos a no ser que lo observamos expresamente.  Por ejemplo, no prestamos atención a los movimientos que hacemos para caminar. 

Pues bien, con los pensamientos sucede lo mismo. No nos damos cuenta de que cuando salimos de casa para ir al trabajo, pensamos donde está el trabajo. Y que, a la vuelta, recordamos donde está nuestra casa.  La existencia de esta clase de pensamientos sólo se pone de relieve cuando se produce una anomalía, como la amnesia. Si sufro un accidente que me causa amnesia transitoria, lo único que sabré es que soy yo; pero no recordaré nada: ni como me llamo ni donde vivo.  Es una de las maneras  de quedarse sin personaje.

Existe una película: A propósito de Henry,  dirigida por Mike Nichols y protagonizada por Harrison Ford, cuyo argumento se basa justamente en este tema:  Henry es un abogado de gran éxito y escasos escrúpulos. Sin dejar de mantener una apariencia de familia feliz, tanto él como su esposa se son infieles, y sus relaciones con su hija son prácticamente nulas. Un día Henry baja a comprar tabaco al supermercado, se produce un atraco; y recibe un disparo que le provoca  graves daños cerebrales. No recuerda nada de su vida anterior, supuestamente exitosa y feliz; tiene que aprenderlo todo como un niño pequeño: hablar, leer, comportarse en público… Total que acaba siendo un hombre nuevo; nunca mejor dicho, porque el que se encarga de enseñarle todo esto es un humilde empleado negro del hospital, que es todo corazón.

Esta es una de las sorpresas que nos da el Trabajo. El personaje supone que cuando encuentre lo Superior será extremadamente inteligente y poderoso; y lo que descubre es la sencillez del niño que una vez había sido. Todo lo demás sobra, es falso, es apariencia.

Y es porque nos liberamos de todos estos pensamientos que hay en el subconsciente, algunos claramente erróneos; la mayoría, parciales o incorrectos. Tenemos la oportunidad de verlos y prescindir de ellos. Así podemos liberarnos de todas las estupideces que nos habíamos acostumbrado a cometer para salir adelante.

Hay quien tiene miedo de quedarse sin recursos; pero entonces baja Dios misericordioso a echarnos un cable. Y no viene con rayos y truenos (eso lo reserva para asustar al personaje) sino en forma de un humilde empleado negro que es todo corazón.

7 comentarios en “La sencillez del niño que una vez había sido”

  1. Pues vaya ,toda mi vida corriendo de aquí para ya, en un dolor , como que tengo prisa que me meo y resulta que todo se arregla con un simple golpe en la tet .Mi pregunta ¿Entonces una vez que salen volando los archivos datos de la cabeza lo que queda soy yo despierto? Gracias ,saludos.

  2. El personaje se cree especialmente exclusivo y un humilde empleado negro no son formas de mostrarse ante él. Él hizo a Dios a su imagen y semejanza.
    Borrar del subconsciente la exclusividad seria truncar una gran parte de la visión equivocada, retomando así la acertada; la del niño, esa actitud del niño de hacer, crear y querer las cosas y la vida por primera vez.

  3. Ojo, no nos tomemos el ejemplo de la película al pie de la letra, que el protagonista se salva de acceder a lo superior de forma bastante más abrupta por muy pocos centímetros. La sencillez de la que habla Jordi, en los que somos adultos sólo nos vendrá después de una inevitable limpieza, lo que ocurre es que, estemos donde estemos, a la que pongamos un poco de atención encontraremos sin mucho esfuerzo cosas que podemos ir saneando. Os quisiera preguntar, ¿a medida que vamos limpiando trapitos, nos notamos más ágiles, más sueltos, más limpios de espíritu?

  4. Cuando te das el golpe se borra todo; o sea que no queda nada que arreglar. Lo que pasa es que tienes la oportunidad de partir de cero, como si volvieras a nacer.
    Pero hay otra manera de volver a nacer, menos violenta, que es despertar. Si te fijas, cuando despiertas, no te acuerdas del desacuerdo. Te acuerdas de tu historia pero la ves positiva, entre otra cosas por haberte llevado hasta el despertar. Lo que pasa es que, en esta nueva visión, acostumbras a ser menos importante.
    ¿Cómo es eso? pues porque el personaje suele destacar por la mala suerte que tiene, por lo mucho que sufre y lo mal que lo tratan; y eso, cuando despiertas, ves que no es cierto.
    En este caso no hay golpe ni amnesia, sólo se te caen las gafas de no ver las cosas tal como son.

  5. Yo siempre soy, tanto si estoy despierto como dormido, el ataque de amnesia hace desaparecer al personaje con lo cual los nuevos educadores del amnésico pueden crearle uno nuevo.
    En el caso de despertar, el personaje sigue presente pero inactivo por unos instantes, los que dure el despertar,por eso que hay que limpiar porque este despertar no se mantiene. Sanear significa descubrir el error que me hace sentir en peligro ante los demás e impide esa espontaneidad que tanto añoramos.
    El despertar es inmediato y está al alcance de todos.

  6. Pues si, por suerte el despertar está al alcance de todos, y aunque sea fugazmente, pero con el suficiente sabor como para no dejarte indiferente, y comprender que es ahí donde quieres estar, que es nuestro «habitat», que es desde ahí donde lo que somos fluye con naturalidad y goce; y que hay que aprender a prolongarlo como sea!!, y como un tiro no nos vamos a pegar no nos queda otra que hacer este Trabajo, al menos a la gran mayoría, para volver a ser otra vez desde esa limpia y perfecta sencillez que nos recuerda a nuestra niñez,… y al Cielo; para volver al punto de partida, y esta vez, tal vez….en condiciones de partir.

  7. Sencillez, naturalidad, espontaneidad i serenidad son expresiones que descuelgan al personaje de inmediato. Este siempre está luchando por aparentar una imagen dictada por el yo ideal. Esta imagen confiere una expresión rígida por efecto del control que el personaje quiere ejercer. Hay tensión por la duplicidad contrapuesta. El yo idea quiere disimular su imagen, y el yo ideal quiere mostrar otra, a la que nunca se llega. Un tapujo y una falacia que nos impiden llegar a ser como los niños. Por ello corresponde acercarse a la naturalidad del niño, sentirlo y dejarlo vivir.
    ¿Cómo tratamos a los niños, reprimimos algunas de sus expresiones? Lo que reprimamos en los niños, denota lo que todavía está reprimido en nuestro niño interno. Si observamos, podemos ver lo que aún está inconsciente del niño interior reflejado en nuestras reacciones hacia los niños del entorno.

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