Tiempos de Apocalipsis

El libro del Apocalipsis, se escribió a principios del Siglo II, en un momento en el que las primeras iglesias cristianas se vieron perseguidas. El tono del libro es de denuncia de la organización social basada en el materialismo y de alabanza de los que pretenden edificar un mundo que se apoya en las enseñanzas de Jesucristo.

Al principio se le dio un carácter profético interpretando que anunciaba un retorno inminente de Jesucristo: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.” Con esta interpretación se pretendía dar ánimo a los que estaban siendo perseguidos: “esto no va a durar mucho, Jesucristo vendrá en seguida y pondrá las cosas en su sitio”.

Bien, han pasado más de dos mil años y las cosas siguen sensiblemente iguales; tanto es así que la palabra “apocalipsis”, que en griego significa “revelación”, se ha convertido en sinónimo de “desastre colectivo”. Siempre que los textos de nivel superior se divulgan cambian su sentido; en este caso, en la imaginario popular, el protagonista de la historia ha dejado de ser Jesucristo y, en su lugar, se han hecho famosos los cuatro jinetes que aparecen en el libro: la guerra, la peste, el hambre y la muerte.


Así que esta afirmación de que el tiempo está cerca no puede referirse a la sociedad sino a la realización espiritual. El Apocalipsis está escrito para animarnos a mantener una visión superior de la existencia, en medio de una realidad material y social que no solo no colabora con esta visión sino que la persigue. Esta dificultad  para hacer compatibles los niveles espirituales y las dinámicas sociales tendrá un largo recorrido en el tiempo; que nadie sueñe con “darle la vuelta a la tortilla”; porque, además, si esto fuera viable, el resultado seguiría siendo otra tortilla. 

No obstante, cada vez que una persona denuncia una situación de injusticia o rehúsa colaborar con un sistema que niega la dignidad del ser humano, cada vez que se intenta disfrazar el desafuero de orden y la represión de justicia, lo superior se hace presente e ilumina las conciencias de los que están abiertos a la luz. Cuanto mayor es la oscuridad ambiental, más resalta esta luz.

Y a todos los que aspiramos a vivir y situarnos en lo superior, esta luz nos afecta porque revela claroscuros en esta conciencia personal y colectiva que orienta nuestra existencia. Los claros son los deseos de fraternidad, de armonía, de felicidad, de humanismo, de gozo y disfrute de la diversidad; los oscuros son la inhibición, el reparto de culpas, las ganas de aplastar al otro, de castigarlo y de aniquilarlo moralmente. Desde la perspectiva de lo Superior hay que aceptar la existencia del conflicto, porque el conflicto señala un desequilibrio real, pero hay que aprovecharlo para edificar algo mejor a lo previamente existente. Es absurdo pretender arreglar un desequilibrio reforzando aquello que lo ha provocado.

La represión es una negativa a ampliar la visión para imaginar una alternativa que contemple a todos los actores del proceso. Fijaros cómo procede aquí la parábola del buen samaritano y quién está haciendo el papel del sacerdote y del levita. Si el viajero asaltado y apaleado hubiera muerto el problema no existiría, pero el viajero no puede morir porque es portador de la esencia, así que no hay más solución que atenderlo. Se necesita que aparezca en escena un buen samaritano. Y esta es la parte amable de la situación, podrá tardar más o menos tiempo pero es obligado que aparezca. Esto es lo que significa: “el tiempo está cerca”.

Individualmente está más cerca para unos que para otros. Internamente cada uno verá si escoge la ley o la misericordia. Y externamente: por sus obras los conoceréis.       

9 comentarios en “Tiempos de Apocalipsis”

  1. Palabras que dan luz y comprensión a tanta sin razón social que se vive en el mundo entero. No podia ser de otro forma que la Luz gane la batalla a la oscuridad, eso siempre alienta a seguir.

  2. «La represión es una negativa a ampliar la visión para imaginar una alternativa que contemple a todos los actores del proceso».

    Fantástica frase que permite observar muchas cosas que están pasando en estos momentos desde una perspectiva superior.

    La verdad es que yo no conocía nada del apocalipsis hasta que llegamos a él en las reuniones del Evangelio pero, en efecto, lo interpretaba como el final de la humanidad. Respecto a lo otro que comentas al principio, de que en 2.000 años prácticamente la situación no ha variado, es realmente extraño y a veces en gran medida me preocupa. Se han creado unos estados, hay unas fuerzas de seguridad y hay toda una compleja organización que permite desarrollarse en campos mucho más específicos que en aquella época e incluso tener cierta conciencia de formar parte del todo, sin embargo este todo que forma nuestro día a día está enfocado totalmente al dinero y a la apariencia y eso, al menos a mí, como objetivo me motiva poco y me da la impresión de que queda todo un mundo por recorrer hacia adentro como especie. Dices que esta compatibilidad entre los niveles sociales y los niveles espirituales necesitarán un largo recorrido en el tiempo. Siendo así entiendo también que 2.000 años no son nada de nada en estos términos.

    Parece extraño que no se aprenda nada, sino de la espiritualidad, al menos de la experiencia de la historia. A nivel de España y a nivel global. Ha quedado más que patente que la desgracia del otro solo me hace a mí mucho más desdichado también.

    En fin, inmensa suerte tenemos de estar en este camino y de poner nuestro granito de arena, así como de compartir estas experiencias reales y profundas con compañeros de viaje que también pasan por vicisitudes y que aspiran a vibrar todo el tiempo en esta dimensión más sutil, más real y tan necesaria.

  3. Ciertamente tal y como uno observa las dinámicas sociales actuales y los niveles superiores de conciencia pareciera que se encarna más que nunca el “llorar y crujir de dientes” que se señala en el Evangelio. También es verdad que esto va para largo porque tal y como se señala en el artículo que más da que se dé la vuelta a la tortilla hacia un lado o hacia el otro, en ambos casos seguirá siendo una tortilla porque obviamos de manera fragante al autor del movimiento de la sartén. Sin embargo todos los que, en alguna medida hemos despertado, tenemos nuestro apocalipsis particular, nuestra revelación, tenemos conciencia de que “YO soy” una pieza más de un puzle, YO tengo mis cantos y mis curvas particulares que me hacen único y diferente, pero sería un grave error obviar que tengo sentido como ser humano, en tanto en cuanto me relaciono con piezas diferentes. La unidad sin diversidad no tiene razón de ser.

    En fin que creo que no son tiempos para apoltronarse en el sofá como ”buenos” conciudadanos que ven la vida pasar por delante de la cancela de su puerta, si uno lo mira objetivamente aquí los que mueven el mundo son aquellos “malos” que se juegan el tipo señalando los errores de una sociedad de la que todos formamos parte. Creo sinceramente que hay que dar un paso hacia adelante y convertirse en “activistas del despertar” e ir alumbrando poco a poco, entre todos, la imagen de una realidad de infinitas formas entrelazadas entre sí. Está claro que esto llevará su tiempo y que nosotros no lo vamos a ver físicamente, pero esto no nos tiene que eximir de poner nuestro pequeño grano de Trabajo, porque al final tarde o temprano,demos mas vueltas o no, todos vamos a ir a parar al mismo sitio.

  4. Es esperanzadora la aparición en escena del samaritano que conlleva caridad de atención y ayuda. También expresa la fe en el humano que redime de la opresión y las heridas. Aparecen en este actor las tres virtudes teologales Fe, Esperanza y Caridad sin las cuales no puede haber un verdadero Humanismo.

  5. Esta claro que el Apocalipsis está absolutamente vigente hoy en día, y que su interpretación se puede aplicar a muchos de los fenómenos sociales que están sucediendo.

    A la vista de los acontecimientos, cada vez se nos hace más evidente esta desconexión entre los niveles superiores y la realidad material en la que vivimos. Es cierto que nos movemos entre claroscuros, tanto a nivel personal como social, lo que posibilita que en algunos aspectos seamos capaces de darles respuesta des de La Luz y en cambio en otros se les dé des de su ausencia. Imagino que, en estas circunstancias, no se puede dar la vuelta a ninguna tortilla en lo social, porque sólo desde un nivel de conciencia más alto, el colectivo puede avanzar hacia formas más justas.

    Así que nos queda otra que aferrarnos a La Luz que percibimos para, des de ahí, vivir y actuar con misericordia hacia nuestro prójimo ( bien seamos nosotros mismos, quienes tengamos al lado, o los grupos a los que pertenezcamos).
    Estoy pues de acuerdo con los compañeros que han remarcado la necesidad de contribuir despiertos y activamente en la sociedad. Estos actos desde el corazón son los que alumbran nuestro interior y nuestro entorno.

    En cambio podemos hacer de levitas cuando, en nombre de la ley y de las costumbres establecidas y bajo nuestros miedos personales, no dejamos que florezcan otras formas de pensar y de expresarse. Si la represión es una negativa a ampliar la visión para incluir a todos los actores implicados, está claro que no solo quien la ejerce sino también quien la justifica, en nombre de ser necesaria para mantener el orden y la ley, está colaborando en mantener esta estrechez de miras que a todos, socialmente, nos lastra hacia abajo.

    Sin duda “el tiempo está cerca” es una buena noticia, como lo es también la certidumbre de que no puede ser de otra manera.

  6. Muchas gracias Jordi por el artículo. Ciertamente agradezco un poco de ligereza, luz y confianza ante tantas situaciones sociales oscuras que vemos cada día, pues veo que fácilmente caemos en el pesimismo y la desazón, lo que no hace sino perpetuar dicha oscuridad. Al igual que tú, yo también pienso que irremediablemente ha de aparecer el samaritano que nos ayude a sanar de nuestras heridas. Ésta es sin duda la buena nueva y desde ahí hemos de mirar la existencia, para poder verla con la perspectiva suficiente que haga que todo, por nefasto que nos parezca, adquiera sentido.

  7. Visto desde el Trabajo el Apocalipsis es el vivir la vorágine de la vida sin conocer nuestro yo esencial, siempre me llamó la atención el crujir y el rechinar de dientes como imagen del peor de los sufrimientos posibles. Desde la vida real el peor sufrimiento es cuando olvido quién soy realmente y vivo deprisa sin poder extraer el jugo de cuando Dios vive dentro y se expresa a través mía. Me llama la atención que comentes la parábola del buen samaritano porque al pobre desgraciado les pasan unos cuantos «rectos» por delante…entre ellos un levita que entiende la ley y es mijita en su observancia y sin embargo el que se para es un samaritano que eran de las personas más denostadas de la época en aquellas regiones…es decir, el que menos te esperas. En eso reconozco que Dios tiene sentido del humor o que es precisamente de donde menos te lo esperas de donde sale la oportunidad para acercarte a la verdadera misericordia. Gracias Jordi, ya no es sólo que le quites el polvo rancio a las escrituras, como dice Laura, sino que las lleves a un nuevo esplendor y a una actualización del tiempo en el que vivimos. Como decía la canción, que ahora comprendo: cielo y tierra pasarán más tu palabra no pasará.

  8. Muchas gracias por el artículo Jordi. Me ha encantando la parte en la que dices que el conflicto señala un desequilibrio real, pero que hay que aprovecharlo para edificar algo mejor a lo previamente existente… Esa es la tarea de las personas que aspiramos a situarnos en un nivel de conciencia superior porque multitud de actos pequeños nos llevarán a grandes cambios; aunque esto se produzca en un periodo de tiempo largo, es muy esperanzador. El solo hecho de saber y sentir que eso es así, ya es una fuente de fuerza para hacer en nuestro día a día, esos pequeños cambios guiados por lo superior que lo ilumina todo.

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