Tener voluntad

Voluntad viene de “volo” que, en latín, significa querer. Eso es importante tenerlo en cuenta porque “tener voluntad” equivale mantener un deseo el tiempo suficiente para que se transforme en acto. Llamamos “falta de voluntad” a querer algo, pero quererlo poco; de tal manera que cualquier otro deseo pasa por encima de eso.

Sabemos por ejemplo que es importante conseguir un título académico y que para ello es necesario aprobar unos exámenes. Así que pensamos que tenemos que estudiar, al menos la semana antes  de los exámenes. Queremos estudiar para aprobar pero, a los pocos minutos, también queremos ver una película; y este segundo deseo es más fuerte que el primero.

Bien, pues fortalecer la voluntad es tener más ganas de estudiar, no es estudiar a pesar de no tener ganas. Y esto es algo que se puede trabajar: tener más ganas del algo equivale valorarlo más, lo cual requiere un tiempo y un ejercicio.

¿Cómo puedo valorar más algo concreto? Muy sencillo: prestándole atención, manteniéndolo en mi conciencia. Daros cuenta de cuánto valoráis aquel viejo jersey que vuestra pareja siempre os quiere tirar. ¿Por qué tiene tanto valor para vosotros?: porque lleva mucho tiempo a vuestro lado, porque le habéis prestado mucha atención.

Pues lo mismo tenéis que hacer para valorar algo que intelectualmente consideráis importante pero emocionalmente parece que no os gusta demasiado. Por ejemplo: para recuperar la libertad de decidir si queréis fumar o no.

A la gente le resulta difícil dejar de fumar porque quieren hacerlo contradiciendo sus propios deseos: sucede simplemente que las ganas de fumar son más fuertes que las ganas de dejarlo. Y es que, de entrada, el centro emocional no puede ver con buenos ojos que le quitéis algo que le gusta a cambio de nada. No hay que dejar de fumar hay que recuperar la libertad de hacerlo. Eso ya le gustará más al centro emocional.

Pero además, hay que tener verdaderas ganas de ser libre. O sea que, si queréis dejar de fumar, tenéis que estar bastantes días visualizando y sintiendo cómo vais a disfrutar vuestra libertad recuperada y lo bien que os vais a notar. Lo podéis hacer cada día al acostaros y al levantaros. Y durante el día, cada vez que os acordéis. Así iréis contemplando esta imagen una y otra vez; y cada vez os parecerá más interesante. Es decir, vuestra voluntad se hará más grande.

No confundáis voluntad con obcecación o con auto represión; que bastante reprimidos estamos ya por el exterior. La voluntad es ganas de vivir mejor.

3 comentarios en “Tener voluntad”

  1. Recuerdo cuando tenia que estudiar latín. De entrada para mi era una tarea pesada. Pero no queria suspender, y tuve que prestarle atención. Entonces la tarea dió un giro insospechado. Empecé a saborear cosas: el ritmo de las declinaciones, el sonido de las palabras, la aventura de meterse en el jeroglífico de la sintaxis y traducir correctamente. La atención dió vida e interés a la tarea, y esta gracia fue lo que me permitió persistir hasta sacar la asignatura. La experiencia me hace ver que la atención es indespensable para alimentar la motivación.

  2. A mi me pasó exactamente lo mismo con el Latin. Para disfrutar de algo se necesita que previamente se le haya prestado atención. Eso se ve claramente en los estudios, si hay solo esfuerzo y fuerza de voluntad, estudiar es una tortura; en cuanto hay atención e interés por lo que estudias, esto se convierte en algo muy satisfactorio en muchos aspectos.
    Lo del tabaco es muy claro, muchos fumadores darían algo por fumar solamente aquellos pitillos de los que son conscientes y verdaderamente les apetecen. También es interesante observar el efecto en el cuerpo y en la mente de cada pitillo. Yo estoy en ello-

  3. Quisiera añadir un aspecto quizá lateral, pero creo que importante, en este desarrollo de la voluntad que se nos propone, y es el paso inicial que propongo dar hacia una aceptación lo más sincera posible de la contraparte, es decir, de aquello que hacemos en lugar de lo que en un principio nos habíamos propuesto hacer. Si situamos lo que hacemos realmente al mismo nivel de lo que querríamos hacer, y no caemos en un análisis moral de bueno/malo, nos será mucho más fácil decidir qué es lo que realmente deseamos, y volcar ahí nuestros esfuerzos, porque esa es nuestra decisión, que habremos tomado, por decirlo así “en igualdad de oportunidades”. Es decir, si queremos dejar de fumar no porque esté bien o mal si no porque lo hemos sopesado y realmente preferimos la calidad de vida y la libertad de la que podemos disfrutar, entonces nos será mucho más factible entrar en esta dinámica de la voluntad que comenta Jordi. Pero si nos proponemos hacer o conseguir algunas cosas sólo porque “está bien”, todo se nos hará más difícil, y será porque, en el fondo, no nos hemos escuchamos a nosotros mismos con la suficiente sinceridad.

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