- Este debate tiene 26 respuestas, 24 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 6 años, 11 meses por Mª Pilar de Moreta Folch.
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- 13 de diciembre de 2017 a las 00:31 #2169JaviParticipante
La carencia serena es la duda impregnada de certeza que precede al advenimiento de lo superior. A medida que abandonamos la necesidad de buscar explicaciones racionales y nos instalamos en el que siente e intuye las Verdades Universales, la carencia se torna en la dulce corriente de un rio que nos traslada a un mundo inédito de libertad, independencia y sabiduría a través de la experiencia. La carencia turbulenta es el sufrimiento que se retroalimenta del personaje. No hay que aflijirse por la primera, pues es estímulo, hay que distanciarse firmemente de la segunda. Un abrazo.
13 de diciembre de 2017 a las 01:37 #2171lauraParticipanteMe atrevería a decir que estas dos maneras de tener a lo Superior presente se han manifestado en mi vida. Y que ese sentimiento benéfico de carencia (porque sé que aún no he alcanzado su plenitud) me engrandece el corazón y la produce Dios mismo, cuando soy consciente de que Él siempre está allí.
Sin embargo, cuando dejo de percibir a Dios como algo vivo en mi, y sutilmente se vuelve a transformar en una idea dentro de la mente, se produce esa pelea interna, producto del camino que he emprendido, y del que temporalmente me he olvidado. Ésto creo que es inevitable, y aunque hay que intentar evitarlo, no es necesario fustigarse.
Yo sé que el sentimiento sincero de querer volver a Dios me lleva hacia Él siempre, y estar en el Trabajo me ha dado herramientas para suavizar y acelerar la mudanza, pero esto no se hace en un día. Alegrémonos de haber emprendido un camino lleno de luz, belleza y potencia.13 de diciembre de 2017 a las 14:53 #2172MargaSuperadministradorRespecto a ese sentimiento violento y peligroso; en mi caso, aparece cuando el mecanismo que me hace dormir, me lleva a la desorientación y a la angustia, que en ocasiones, hace que me sienta culpable y estancada en esa situación, pero gracias al Trabajo soy capaz de despertarme y volver a conectar con la realidad.
13 de diciembre de 2017 a las 21:23 #2173Sergio BlascoSuperadministrador[size=4][size=4]Sin duda alguna todos tenemos una demanda interior de búsqueda, de encontrar un sentido mayor que el que nos ofrece las satisfacciones mundanas, todos anhelamos el vivir nuestra mejor versión de nosotros mismos y para ello necesitamos nuestra presencia ante Dios, nuestra desnudez ante quien no nos podemos esconder ni aparentar. El problema surge cuando estamos inmersos en una desorientación tal que hacemos caso omiso a esta demanda natural. Esta desorientación es lo que alimenta nuestra violencia y peligrosidad interior que atenta contra nosotros mismos y nuestro entorno. El mayor problema surge cuando no hemos llegado a deslumbrar nuestra propia luz que no es otra que la luz de lo Superior, que no seamos capaces de reconocer esto con humildad y enorgullecernos de nuestra luz, una luz prestada a la que debemos hacer uso en beneficio de lo superior que es todo cuanto somos y nos rodea. Como digo, el mayor problema es no reconocer la luz en nosotros y la oscuridad, es vital que podamos diferenciar los dos ámbitos para dejar de aprender a sobrevivir y aprendamos a vivir, siempre con la ayuda de los superior. Aquel que se ha olvidado que está afligido es aquel está empeñado en seguir sobreviviendo[/size][/size]
17 de diciembre de 2017 a las 21:59 #2175JordiParticipanteTenemos una aspiración innata de plenitud, de presencia y de conexión con Dios. No tener satisfecha esta demanda provoca desazón.
El personaje utiliza esta desazón para decirnos que es causada por algo malo que hay en nosotros y por nuestra manera de ver, sentir y hacer las cosas. También nos señala que no son suficientes las cosas que tenemos, la vida que vivimos… Para solucionarlo nos propone ser de un modo nuevo, tener cosas nuevas, hacer una vida nueva. Cuando lo consigamos, entonces sí alcanzaremos la tan deseada plenitud.
Sin embargo, cuando, después de mucho esfuerzo, conseguimos alguno de los objetivos que nos marca el personaje vemos que tan deseada plenitud llega de forma efímera o ni tan siquiera llega. Y, en vez de ver que la solución que nos propone el personaje no nos lleva a la plenitud, nos culpamos a nosotros mismos por no haber hecho suficientemente bien lo que nos propone el personaje, y nos decimos que “la próxima vez sí, la próxima sí que lo haré de forma perfecta y de una vez por todas conseguiré la felicidad” y así discurre nuestra vida: una infinita secuencia de ensayo-error en la que siempre nos sale error.
Es importarse darse cuenta de que el personaje utiliza esta desazón para “vendernos” su solución, de modo que pensemos que la desazón viene provocada por no ser como él nos propone ser. Y esta cortina de humo nos impide ver la verdadera causa de la desazón, que es la falta de plenitud, presencia y conexión con Dios causada, justamente, por la propia injerencia del personaje en nosotros.
17 de diciembre de 2017 a las 22:41 #2176MARTAParticipanteEl sentimiento de carencia se refiere a la desconexión inicial del ser esencial, de la Inteligencia, Amor y Energía que somos y que nos mantiene en una situación de falta. Esta carencia nos mueve a buscar lo esencial y despertar. Una vez que hemos despertado podemos distinguir este sentimiento apacible que nos orienta despiertos en la busca de lo superior y este otro violento que nos mantiene dormidos, desorientados y nos hace sufrir. El Trabajo nos ayuda a mantenernos despiertos e ir avanzado hacia lo esencial que somos, así como a constatar que dormidos nos acomodamos en la aflicción y perpetuamos nuestro sueño. No nos aflijamos, trabajemos.
18 de diciembre de 2017 a las 20:38 #2177Jordi Sapés de LemaSuperadministradorEste sentimiento benéfico es lo que llamamos demanda: demanda de realidad, de pertenencia y de sentido. Es benéfico porque intuimos que es algo a lo que tenemos derecho y que nos va a llegar inevitablemente si persistimos en buscarlo. Pero en el momento que queremos forzar este objetivo, la propia presión nos bloquea y convierte el deseo en agravio e impotencia.
El secreto reside en alcanzar y mantenernos en una posición en la que nos encontremos al alcance de Dios, mirando hacia arriba mientras atendemos lo de abajo.
A veces intentamos subir pero seguimos con la atención puesta en lo material y pretendemos que Dios nos resuelva problemas que nos competen a nosotros. Y a veces buscamos las alturas con la pretensión de escapar de nuestras responsabilidades. En ambos casos podemos acabar angustiados y no entender el motivo de esta angustia porque creemos estar pendientes de Dios. Y no es verdad, no estamos pendientes de Dios sino de nosotros mismos y de lo que Dios nos puede dar.
No debemos olvidar que somos el Ser en comisión de servicio
19 de diciembre de 2017 a las 00:45 #2178GeorginaParticipanteEntiendo que el sentimiento doloroso nos alcanza cuando estamos dormidos y desorientados. Lo malo es darle vueltas al sueño para intentar despertar dentro del mismo sueño. Ahí no hay salida. Sólo la Luz del despertar nos aporta claridad para Ver, Sentir y Actuar.
Y me ha gustado la frase de que somos el Ser en comisión de servicios: somos funcionarios de Dios hasta que la muerte nos separe ( o mas bien nos una, no? 😉 )
19 de diciembre de 2017 a las 03:39 #2179EmiParticipanteCuando paso una situación difícil veo que la misma dificultad ya me hace despertar y ponerme en la acción, ante la carencia además,hay una demanda de una búsqueda Superior. Encuentro que Dios me ayuda a sostenerme y a ver que toda actividad que realizo consciente viene de arriba y que no solo yo, todos, somos esta expresión espiritual.
Esto impone una exigencia interior y un total conocimiento de que no hay otra salida que
el Trabajo y la confianza.A la desorientación pocas palabras, mejor no identificarse con ella.
19 de diciembre de 2017 a las 14:28 #2180EmiliaParticipanteSobre el despertar y estar dormido he de decir que últimamente cuando mi personaje empieza a dar vueltas sobre sus temas preferidos en ese momento es cuando me doy cuenta de que estoy en modo “ personaje” y ese darme cuenta es lo que me hace despertar y desconectarme. Hoy he tenido una experiencia donde el personaje me decía lo de siempre sobre un acontecimiento que me acaba de ocurrir y me dice : “es que a ti todo te cuesta mucho” Es en ese momento cuando despierto y digo (disculpad pero así funciono ): “¡cállate gilipollas”! Y a continuación empiezo a reírme y a restar importancia. Feliz Navidad a todos . Un fuerte abrazo.
19 de diciembre de 2017 a las 17:38 #2181RosaParticipanteExperimento fricción cuando el personaje está en desacuerdo o se resiste a lo que sucede, y violencia cuando lo rechaza. Aún siendo residual advierto sus efectos más tenues pero todavía sutilmente perceptibles. Hay una demanda de verdad que insiste en revelar el oculto artificio. Efectivamente no hay que bajar la guardia puesto que no he entendido lo que pasa, y al no lo poderlo asimilar, me procura disgusto y malestar. Pero si a pesar de ello, uno se mantiene determinadamente presente, sin eludirlo, rebelarse o someterse, los mecanismos de defensa del personaje se desactivan y aparece un silencio pacífico que sostiene una observación más objetiva. LO QUE SUCEDE es un reto que requiere atención, libertad de observación, receptividad y abertura para ampliar la perspectiva y salirse de los patrones fijados; responsabilidad y compromiso para comprender el mensaje que conlleva, y que invita a descubrir, qué he de poner del potencial a la situación.
21 de diciembre de 2017 a las 17:00 #2182Mª Pilar de Moreta FolchSuperadministradorLa aflicción es autocompasión y sea cual sea el motivo siempre está en el ámbito del personaje, cualquier fenómeno autocompasivo en nuestra mente, en nuestro corazón, y en nuestros actos tendría que ser un despertador, para podernos mantener en esa intuición; activos y serenos.
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