
Cuando respondemos a lo que el entorno nos presenta, tomamos conciencia de que no existe un yo personal independiente, porque para pensar, sentir y hacer, es indispensable un objeto que pueda ser pensado, evaluado o transformado.
Nuestra evolución personal adquiere de forma natural un componente impersonal que nos hace conscientes de pertenecer a algo superior que nos incluye: la familia, la nación, la civilización, la humanidad y los entes dotados de conciencia. Hemos nacido en el seno de estos colectivos, no somos figuritas de un belén que se colocan en él cuando está terminado: formamos parte del belén; estamos hechos en el belén y para el belén.
Tomar conciencia de esta dimensión colectiva es el primer paso en la experiencia de lo Superior. El amor es lo que define al ser humano, no la racionalidad: ésta puede actuar en base a presupuestos egocéntricos, el amor no. No hablamos de sentimentalismos, de filias y fobias; hablamos de implicación en la colectividad, de participación, de responsabilidad y de voluntariado.
Y también de aceptar la herencia social recibida: en lo que tiene de bueno y en lo que conviene mejorar. Así que, los niveles superiores de conciencia no son ámbitos en los que refugiarse del malestar social, sino todo lo contrario. La espiritualidad no sirve para escapar del mundo, sirve para procurar que lo Superior descienda a este plano terrenal e ilumine el ámbito en el que participamos.
Sin embargo, ninguna experiencia en los niveles superiores colectivos o filosóficos resulta útil para experimentar la trascendencia. Aquí es donde afirmamos en voz alta que la espiritualidad es la experiencia del espíritu y que el espíritu está relacionado con la Esencia, no con la existencia.
Por eso, las palabras de Jesús al joven que quiere seguirle [Mt 19, 16-22]: ha de morir en este plano material y volver a nacer en el espiritual. Y este consejo no es vano porque, a menudo, imaginamos la trascendencia como lo mismo que la existencia, pero en otro plano; trasladamos lo inferior a lo Superior, imaginamos a Dios a nuestra imagen y semejanza, como decía Feuerbach. Y es al contrario: el Ser ya se está expresando en este nivel material, porque se expresa en todos los niveles, porque todas las formas de todos los niveles están hechas de Él y por Él.
Según Antonio Blay, la impersonalidad es la puerta de acceso a la esencia porque permite invertir nuestros esfuerzos en algo que no llegaremos a experimentar personalmente. Participar en este proceso nos hace tomar conciencia de que solo somos una manifestación temporal de la única Energía, de la única Inteligencia y del único Amor que es real: Dios.
Jordi Sapés de Lema. “El Evangelio interpretado desde la línea de Antonio Blay”. Introducción al capítulo III: “la trascendencia.” Editorial Boira. 2020.
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Nosotros existimos y Dios es….una de las maneras de acercarnos a Dios es rendirnos a la experiencia, siendo partícipes con todas nuestras ganas y nuestra mejor voluntad….escuchando nuestro corazón con la mente abierta…se trata de eso? Me cuesta entender/saber donde debo poner el límite de mi voluntad…frente a lo que me rodea..
Hola, Nacho. Gracias por tu comentario.
Lo que nos rodea no es ajeno a nosotros, no podríamos conocer si no hubiera algo externo que comprender. Igual con el amor o con la energía.
Totalmente de acuerdo con lo que escribiste……lo único dejar claro , al menos como yo lo siento, es desde donde pensamos, sentimos y actuamos para mejorar este mundo, si es que algo que está ocurriendo por voluntad divina y echo de esencia divina puede mejorarse ?, es decir si le doy una moneda a un vagabundo se la doy por lastima o por amor ?, se la doy porque expreso la bondad que soy ?, hay una creencia detrás de este acto o estoy siendo yo realmente y actualizando conscientemente mi potencial ? Hay que estar vigilante a que hay detrás de esta presunta mejoría ( pongo un ejemplo simple y cotidiano para no complicar lo planteado porque de ahí para arriba)……también se puede practicar voluntariado para afirmar una idea que tengo de ser muy bueno y muy caritativo etc , esta bien se actualiza la afectividad pero es inconsciente y afirma algo que no es real…..para mi se mejora el mundo cuando actúas desde lo superior y sin filtros sino no tiene sentido para vos ningún tipo de mejoría porque esta guiada por el error, el camino al infierno está plagado de buenas intenciones, dicho de otra forma sólo haciéndote consciente de tu realidad superior es que puedes mejorar el mundo y el mundo se mejora solo si expresas lo superior en ti , ahí y solo ahí es que lo divido se une vos y el mundo y el mundo y vos……sino queda el amor limitado por las creencias de la mente…….es como que hay que estar siempre vigilante a ti a ver desde donde actuas , si es realmente amor lo que expresas o es otra cosa , incluso pasa en la familia….dime si lo que veo es cierto ?……abrazo
Todo depende de la finalidad que ponemos al hacer las cosas. Puede ser para lucirnos ante otros o para tranquilizarnos la conciencia o para querer mostrarnos amorosos. La otra posibilidad es hacer las cosas despiertos y así expresarnos, con creatividad, con actitud positiva (de poner). Gracias, Javier por tu comentario.