El objetivo de la vida y dónde hay que buscarlo
Por la observación aparece bastante claro que el sentido de la vida en su aspecto interno es llegar a una plenitud de conciencia, sea de un modo u otro, y en su aspecto externo, es expresar esa plenitud de conciencia a través de una plenitud de forma; aunque la expresión de la vida a través de las formas tiene siempre un carácter accidental y efímero, pues las formas son simplemente eso, una expresión, una manifestación. Solamente cuando se vive la vida en su misma fuente, allí de donde brotan todas las formas, es cuando se percibe que es más completa, más llena en sí misma. La vida no tiene sentido por el hecho de dirigirse hacia un lugar determinado. Muchas veces nos preguntamos: ¿cuál es nuestro fin?, ¿hacia dónde nos dirigimos?, ¿a dónde iremos a parar?, como si el lugar hacia el que nos dirigimos nos pudiese dar por sí solo el verdadero sentido de nuestra vida actual. El verdadero sentido de la vida no está en el término de ella, sino en el instante presente, detrás de todas las necesidades, de todas las leyes y de todas las manifestaciones de la vida misma. No hemos de apoyarnos en el futuro ni en el pasado para descubrir el sentido que pueda tener nuestra vida, puesto que el pasado y el futuro sólo son imágenes en nuestra mente y sólo el presente tiene plena realidad. La verdad de nuestra vida la hemos de descubrir ahondando en el presente.