Una Segunda Educación
Alguien que finaliza los estudios y se dispone a abrirse camino en la sociedad, ha asimilado una gran cantidad de conocimientos sobre cuestiones muy específicas. Un/a médico sabrá mucho de ciencias de la salud; un/a agricultor/a sabrá mucho de agricultura y un/a mecánico/a sabrá mucho de mecánica. Esta formación recibida es, por descontado, necesaria y corresponde a una primera educación que ayuda a las personas a integrarse con éxito en el mundo laboral; no obstante, esta primera educación no siempre integra y contempla una serie de cuestiones esenciales para poder vivir de manera plena, independientemente de la orientación profesional que se escoja.
Cuando acabamos los estudios, sabemos quién es Napoleón, Platón y Luís XV, pero no sabemos quién somos nosotros. Sabemos latín, inglés y francés, pero no sabemos comunicarnos desde el corazón con los otros. Sabemos cómo aprobar un examen, pero no sabemos qué hacer con las emociones negativas que aparecen cuando suspendemos… Para resolver cuestiones tan fundamentales como estas nos hace falta una segunda educación.