Los 10 Mandamientos en la línea del Trabajo de Antonio Blay
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El yo-experiencia o personalidad es el resultado de actualizar las capacidades que somos en las experiencias que vivimos en la vida cotidiana
La “prueba del algodón” de la libertad interior es experimentar la posibilidad de hacer algo nuevo, diferente de lo acostumbrado, aunque nuestra situación personal no lo requiera. Y esta libertad
Nacemos en el seno de un colectivo. Formamos parte de él vivimos para mirar el conflicto, ver lo que sucede y poner lo que somos para superar el desequilibrio. No hay buenos y malos.
El conflicto señala un desequilibrio que hay que atender. Y nosotros siempre nos situamos en el lado de los buenos.
Amor sin juicios. Los dos polos de la unidad: el todo y cada una de las partes.
Parece claro que para contestar a esta pregunta es necesario definir en primer lugar qué entendemos por amar. También nos tendremos que preguntar quién decide si estamos amando “correctamente”:
De la trascendencia procede la vida y la conciencia que nos permite tener un papel creativo en este plano material. Nuestra participación en el mundo no se inicia cuando nos introducimos en el mundo laboral; empieza en el mismo momento en que nacemos. Los niños participan en todo momento en el colectivo; primero en la familia; después en la escuela y en los estudios medios o superiores; a continuación, en el mundo laboral y, posteriormente, en el social y el humano. Y aportan a cada uno de estos planos lo que han vivido en el anterior.
«Porque (el reino de los cielos) es como si uno al emprender un viaje llama a sus siervos y les entrega su hacienda, dando a uno cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad, y se va. Luego, el que había recibido cinco talentos se fue y negoció con ellos y ganó otros cinco. Asimismo el de los dos ganó otros dos. Pero el que había recibido uno se fue, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su amo. Pasado mucho tiempo, vuelve el amo de aquellos siervos y les toma cuentas, y llegando el que había recibido los cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: Señor, tú me has dado cinco talentos; mira, pues, otros cinco que he ganado. Y su amo le dice: Muy bien, siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco; te constituiré sobre lo mucho; entra en el gozo de tu señor. Llegó el de los dos talentos y dijo: Señor, dos talentos me has dado; mira otros dos que he ganado. Díjole su amo: Muy bien, siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco; te constituiré sobre lo mucho; entra en el gozo de tu señor. Se acercó también el que había recibido un solo talento y dijo: Señor, tuve cuenta que eres hombre duro, que quieres cosechar donde no sembraste y recoger donde no esparciste; y temiendo, me fui y escondí tu talento en la tierra; aquí lo tienes.
Respondióle su amo: Siervo malo y haragán, ¿con que sabías que yo quiero cosechar donde no sembré y recoger donde no esparcí? Debías, pues, haber entregado mi denario a los banqueros, para que a mi vuelta recibiese lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez, porque al que tiene se le dará y abundará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará, y a ese siervo inútil echadle a las tinieblas exteriores; allí habrá llanto y crujir de dientes».
El sentido de la existencia. Parábola de los talentos (Mt. 25, 14-30) Leer más »